Eddie Munson vive con su madre, tiene amigos y una relación que lucha por salir a flote. De la noche a la mañana una madre y su hija, Kit, llegan a vivir bajo su techo. Kit carga con un mal pasado familiar , su padre es un alcohólico y drogadicto...
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— Mi aldeana anoche se portó mal— Katherine le contaba a sus amigas del instituto. Astrid y Estelle escuchaban con atención— Ha llegado tarde y fue culpa de Eddie.
Kit puso sus ojos en blanco, ¿Acaso Kat no dejaba nada para la intimidad del hogar?
Estaban las cuatro sentadas en el pasto, afuera del instituto, las clases habían terminado. Era Martes, faltaba mucho para que la semana terminara , Kit esperaba por Eddie y tenía miedo, no quería que esas chicas tuvieran contacto con lo más preciado para ella.
— No me llames aldeana— Kit habló fastidiada.
— Ay, a veces es muy tierna— Contestó Astrid— ¿Y lo hicieron?
Kit no entendía por qué estaban tan interesadas en los detalles.
— No entiendo por qué siempre buscan detalles— Kit volvió a decir.
— Nunca lo ha hecho anal—Kat habló graciosa y Astrid llevó sus manos a la boca, sorprendida.
— Duele como el infierno— Soltó Astrid.
— Le dije lo mismo— habló Katherine—¿Así que esperas a Eddie?— Katherine habló coqueta. Estelle estaba callada, no le agradaba Kit, pero no podía contradecir a Kat porque no quería tener problemas.
— Sí— Kit respondió nerviosa.
— Anoche le dije que si tuviera un novio como Eddie, probablemente no tendría ningún orificio virgen— Kat soltó y las chicas rieron.
— Vamos Kat, no seas así con Kit— Astrid abrazó a Kit y aquello fue tan extraño, porque la chica por dentro sentía que eran seres desagradables, pero por otro lado, no era tan malo estar con ellas, era una mezcla de sentimientos que no era capaz de separar bien. Mientras divagaba en esos pensamientos, observó a Eddie, quien se bajó de su coche. Ese día usaba su polera del hellfire club, una camisa a cuadros roja y jeans . A medida que se acercaba las cuatro estaban como tontas mirándolo, y es que el instituto era sólo de chicas, y no convivían demasiado con el sexo opuesto, salvo los fines de semana.
— Dios mío Kit, tu novio es la cosa más ardiente que mis ojos han visto— soltó Katherine.
— ¿Qué esperas para ir y tener mil bebés con ese chico?— Astrid habló sin dejar de mirarlo.
Quien lo miraba en silencio y con más lujuria era Estelle.
— No incomoden a la chica, no sean zorras— soltó Estelle, la rubia.
Kit agradecía las palabras de Estelle.
...
— Oh vamos, ya ... no sé sinceramente cómo reaccionar a esto. Sólo son chicas con las hormonas revolucionadas— Kit las miró sin mayor expresión. Eddie llegó donde ella y la abrazó. Susurró en su oído — ¿Por qué me miran tanto?
