Eddie Munson vive con su madre, tiene amigos y una relación que lucha por salir a flote. De la noche a la mañana una madre y su hija, Kit, llegan a vivir bajo su techo. Kit carga con un mal pasado familiar , su padre es un alcohólico y drogadicto...
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— Quiero que dejen en paz a mi hija—Harry le hablaba furioso a Roger— La chica es una Anderson, no es una Mott, ella se viene conmigo— Harry en ningún momento soltó la mano de Kit.
— ¿En serio me haces esto , Kit?— Angela se veía realmente afectada por la situación, se sentía traicionada por su propia hija y aquello le hacía querer morir.
— ¿Tienes el descaro de preguntar, mamá?— La chica se mantenía aferrada a su padre.
— Me da una lástima terrible que seas así con tu propia madre— Roger alzó la voz— Ella piensa en ti en todo momento, quiere un buen futuro, futuro que con nosotros podrías tener. No con ese alcohólico— Apuntó a Harry. En sus ojos se podía ver el enojo. Angela y Roger no contaban con que Kit recurriera a su padre, pues para ellos Harry no tenía valor alguno, y suponían que debía de seguir drogando y bebiendo cerveza hasta que él sólo buscara su muerte. Para sorpresa de ellos, Harry estaba cambiando de a poco, no era un santo, estaba lejos de serlo, pero asumía sus errores, e intentaba cambiar, era un Harry que sabía sobre el daño permanente que le hizo a Kit durante gran parte de su infancia, y aún así la chica tuvo piedad de él, y jamás lo abandonó.
— ¿En serio quieres eso?— Angela miraba a Kit, pues ella sólo le daba la opción de no irse de la casa de los Mott, pero en ningún caso le daba señas de que quería dejar a Roger por estar con ella y en ese momento Kit supo que su madre sí había optado a una vida sin su hija, sin una Kit de quien preocuparse, y eso le dolía, porque a pesar de , amaba a su mamá, la amaba como amaba a su padre, y no era ella quien renunciaba a ese amor, sino su propia madre. Se sentía como si Angela hubiera abortado a una Kit de 19 años y eso le dolía demasiado.
Kit no podía más, sus ojos azules se hicieron clasi fluorescentes por las lágrimas que comenzaban a caer, era un día revelador, triste y a la vez esperanzador, empezaría con su padre, pero terminaría con su madre. Kit pensaba que nunca le haría eso a su propio hijo, y es que pensaba en que una madre es alguien esencial en la vida de una chica ¿Con quién lloraría al tener una pelea fea con Eddie? ¿A quién le contaría sobre sus miedos? ¿Quién le cocinaría las hamburguesas más ricas que en su vida haya probado? Su madre era la respuesta a esas preguntas, pero ya sabía que nunca más la tendría, porque Angela había preferido gastar su tiempo con Roger, y Kit esperaba y le deseaba a su madre un buen futuro con él, porque ella estaba dispuesta a cuidarla hasta el día de su muerte, aún si perdía su memoria, Kit sabía que siempre cuidaría de ella. Sólo que Angela renunció a todas esas garantías que Kit podía ofrecerle, ahora la chica, debía buscar refugio en su padre y Harry debía aprender lo que era realmente cuidar a una niña, porque Kit, a pesar de todo, era frágil.
Perdí a mi mamá— pensaba Kit para sus adentros—Perdí a mamá, perdí a mamá— No dejaba de repetirlo, como si recién en ese momento se hubiera dado cuenta de la gravedad del asunto.
—Sí, es lo que quiero— la chica respondió con tanto dolor. Incluso su padre lo pudo notar, y se sentía pésimo, sabía que él tendría que tomar ese rol que perdió por tantos años, era su hora. Kit se daba el consuelo de que su madre al menos la crió hasta los 18 años, y sólo podía agradecerle por eso, y por la cámara instantánea que estaba dispuesta a recuperar— Me quiero ir con papá, y no pueden hacer nada al respecto, ya tengo 19, y no sacan nada con intentar hacer algo, porque papá está conmigo.
