Eddie Munson vive con su madre, tiene amigos y una relación que lucha por salir a flote. De la noche a la mañana una madre y su hija, Kit, llegan a vivir bajo su techo. Kit carga con un mal pasado familiar , su padre es un alcohólico y drogadicto...
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Eddie usaba su playera de Megadeth, Kit recorría su torso,sus manos tenían contacto directo con su piel, Eddie sentía cosquillas cuando sentía los dedos de la chica. Ella seguía sobre él, Kit a veces se acercaba de forma peligrosa a Eddie, hundía su cara en el cuello de Munson, le gustaba respirar su perfume, sentir esa barba incipiente que era demasiado clara como para ser vista, pero ella tenía el privilegio de sentirla contra su mejilla suave.
Sería la segunda vez que se acostaría con Eddie, y por su cuenta, aquello le hacía sentir miles de emociones, pero creía que era probablemente su mejor tiempo, porque no sabía cómo venía el pasar de los días, de los meses y de los años.
Eddie atrapó su cuerpo sin previo aviso, quedó sobre ella en medio de sus sábanas rojas, aquello era casi como una película dirigida por alguien de renombre, ver a Kit con sus labios rosados, su pelo de fuego en medio de sus sábanas color vino, era casi poético, Eddie podía sentir ese fuego del infierno que entraba por la planta de sus pies y consumía su cuerpo, él quería quemar a Kit e incendiar esa cama. Le quitó sus pantalones, y ella ni se detuvo a ver cómo lo hacía, simplemente cerró sus ojos y sintió el roce de las manos de Eddie, sus dedos estaban fríos y ella sintió ese hielo contra su piel. Eddie se quitó la playera que usaba, se la extendió a ella y susurró en su oído.
— Si quieres te la puedes poner. Me pone que uses mi ropa— Entre besos desabrochó la camisa a cuadros que Kit usaba ese día, sus brasier rosa palo vio la luz, y sus pechos parecían escapar de esa fina tela que los cubría, sus pezones incluso se translucían y aquello casi hizo sangrar de narices a Munson. Eddie los vio, sus ojos se oscurecieron, como si se tratara de un vampiro frente a una copa de sangre. Kit hizo el trabajo por él, y los dejó caer libremente, frente a él y para él. Eddie la contempló en un minuto en silencio, Kit era como una fresa, y él sólo quería morderla y sentir su dulzor. Con sus manos tomó su cintura, que era suave, la sentó en él, y con sus dedos comenzó a dar masajes suaves en su espalda con el fin de apegarla más a su cuerpo, la boca de Eddie estaba repleta de eso que tanto quería devorar, succionaba sus pechos como si fueran las fresas más dulces que en su vida haya probado. Kit sentía su lengua caliente, incluso usó sus dientes de forma suave, vaya qué lindo esmalte dental tenía Eddie, pensaba Kit, cuando lo veía sonreír, mientras él jugueteaba con el borde de sus bragas.
Ella le hizo caso omiso, se puso la playera de Eddie, quedó de rodillas frente a él, Eddie estaba semi recostado en su cama y Kit se atrevió a hacer cosas que nunca en su vida había hecho, Eddie también estaba totalmente disponible para ella, ese día se podía sentir esa conexión real entre ambos, se notaba que no era algo nuevo, y que de a poco todo se iría dando de mejor forma. Eddie comenzó a sentir aquello que si más bien no era una experiencia nunca antes vivida, pero con Kit era especial, tomar su cabello naranjo, mientras él cerraba sus ojos y se contenía las ganas de gemir, él tenía una vista privilegiada, y es que la chica formaba un corazón con sus muslos y su trasero, Eddie podía ver eso, era el corazón más rosado que en su vida haya visto. Kit lo miró desde su posición y él le dio la señal para que se montara sobre él, la chica tomó las sábanas en sus puños, y dejó que él la tomara como si siempre hubiera sido suya, Eddie la sostenía de sus caderas, Kit hacía el resto, ella se mantenía aferrada a él, mientras entraba en ella como si sus cuerpos estuvieran diseñados para estar juntos, Kit susurraba cosas a su oído, que probablemente recordaría más tarde y sentiría un poco de vergüenza, porque no las diría en estado normal. Eddie por su parte, le encantaba ser el responsable de aquello.
