CAPÍTULO 21

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Destina no se encontraba por ningún lado, tan sólo nos encontrábamos El Cretino y yo en aquel amplio salón que no había visto nunca. Al percatarse de sentir curiosidad de todo cuanto me rodeaba, Pain no dudó en aprovecharlo para alardear de sus posesiones.

―Siéntete digna de encontrarte en un lugar como éste. Eres la primera humana que pisa el gran salón del Infernum.

―Entonces me estás confirmando que soy especial―dije con satisfacción, lo que provocó que la sonrisa de aquel maquiavélico ser, cayera al suelo con un gruñido. Con el paso de los días, comenzaba a amoldarme a su carácter de mierda, por lo que cada vez más, le costaba dejarme callada.

―Podríamos decir que te encuentras en una situación especial, no olvides que eres como el resto.

―El silencio dice más que toda la sarta de palabras que sueltas por la boca.

Había hecho un pleno en menos de cinco minutos, por lo que celebré mi victoria en mis adentros para evitar que se enfadase aún más. Había comprobado lo que ocurría cuando la ira se le iba de las manos a cualquiera de los dos hermanos, así que no deseaba que pasara de nuevo por una simple broma. Quise preguntar por Destina, pero entonces Pain se me adelantó.

―Ella tiene trabajo ahora, un nuevo cuerpo espera ser recogido. Debo de irme yo también ahora, pues ella es la que los siente y yo sigo el camino que ella me traza para que pueda recoger el alma.

―Quiero ir―le dije sujetándole el brazo. Me sorprendí al poder tocarlo, asustándome y dando varios pasos hacia atrás cuando pude sentir el calor que emanaba de su piel, aunque la palidez de su rostro indicara otra cosa. Sus labios eran purpúreos, como si sufriera de hipotermia, al igual que su personalidad, que era también un témpano. Él mismo me miró con los ojos desencajados, no pudiendo evitar desplegar sus enormes alas. con varios pasos, se puso frente a mí y me tomó de la muñeca.

― ¿Me puedes explicar cómo demonios pudiste hacer eso?

― ¡No...no lo sé! ―le contesté sin poder mirarle a la cara. Ese sentimiento de vividez me dolía más que consolarme, pues sabía perfectamente que era algo momentáneo, que probablemente había sido cosa del azar. La angustia subió por mi garganta, haciéndome salir corriendo sin poder si quiera llorar, pero la tormenta se encontraba en el hueco donde antes tenía un corazón latiendo. Pain gritó mi nombre, persiguiéndome como lo haría un ser humano; no usó sus poderes para ir más rápido y sabía que eso lo hacía para darme ventaja.

Era una forma de decirme: te respeto y respeto tu dolor.

Iba a dejarme mi espacio; tan sólo se aseguraba que no ponía los pies en un lugar peligroso. No reconocía ni un ápice del lugar que se desplegaba ante mí ni tampoco parecía tener fin. Las paredes eran filigranas doradas con fondos de color negro y líneas moradas del mismo diseño que es todas y cada unas de las estancias de la casa.

― ¡Karma, no te metas ahí! ―me gritó Pain antes de meterme dentro de unas habitaciones. Estaba oscuro pero la luz que emanaba del suelo, era suficiente para poder caminar sin tropezarme. Había dejado la puerta entreabierta, acercándome a ese lugar de luz que parecía contener un líquido brillante.

―Ten cuidado, no debes de sumergirte. Es un sitio desagradable, vámonos.

―Es bonito y, además, está en tu casa, ¿Por qué he de asustarme?

Su rostro estaba aún más pálido de lo normal sin poder evitar mirar al interior de ese enorme hoyo en mitad de la sala. No pude evitar preguntar qué era ese lugar.

―Todos los pertenecientes al inframundo, estamos formados por esa sustancia brillante que ves ahí. Por esa razón, requerimos de nutrirnos con ella para permanecer "vivos".

―Entonces refuerza mi teoría de que no es algo peligroso; podríamos decir que es la razón de nuestra existencia.

―Eso no quita que sea peligroso sumergirse por completo en él. Necesitamos pequeñas dosis cada cierto tiempo, nada más. Mi sirviente ya te dio algo para que te sintieras mejor, pues estabas comenzando a sentir los efectos de la deshidratación.

― ¿Lo que me dio Masaru es eso que hay dentro del agujero?

Asintió en silencio, tendiéndome la mano para que caminara hasta él. No quise arriesgarme pues apenas conocía cosas del inframundo, lo que no me dejó remedio que preguntarle las razones de la existencia de aquella habitación.

―Aunque se encuentre en mi territorio, eso no significa que todo lo que haya en él me guste. Al fin y al cabo, tan sólo soy un peón para los miembros del Nihil.

―Destina dijo que eras alguien respetado. No comprendo porque ella no se mete en el mismo saco que tú, pero parece estar conforme de ser inferior a ti.

―Ella siempre ha sido muy dura consigo misma. Sé porque lo dice y es por una carga que lleva consigo. A veces los errores los cometemos aun sabiendo que ese camino no está permitido para nosotros, que habrá graves consecuencias. Es el precio por seguir tus ideales, tener moralidad. Si me preguntas, considero que ella es más correcta de los dos ya que nunca se olvida de quién es sin importar lo que conlleve no seguir siempre las normas.

―Yo creo que alguien que quiere así a su hermana, se encuentra en la misma altura que ella―le dije mientras caminábamos por el pasillo rumbo al salón. Pain no me contestó, pero pude ver por el perfil de su rostro, que una sonrisa se había dibujado en la misma. No una con aires de superioridad sino genuina y relajada, como quien disfruta de un buen cumplido.

Las velas se encontraban encendidas y dos de las sillas, apartadas esperando a que ambos nos sentásemos. Sobre la mesa, dos tazas humeantes de algo que no podía detectar si era té o café, pues el aroma no me llegaba a la nariz.

―Cuanto más tiempo permanezcas aquí, más podrás despertar tus sentidos. Será como vivir en la Tierra, pero un poco diferente. Te dije que tenía trabajo y que debía de ir a por un fantasma. Destina me ha dejado información y ahora me dispongo a marchar. No tengo objeción con que vengas, pero algo he de advertirte; no es un trabajo agradable, nunca sabes si será un anciano, un niño o una persona que ha sido siempre una desgraciada. Los lamentos de aquellos que no pueden volver pueden ser terribles.

―Lo comprendo, pero ahora formo parte de este plano, así que debo de mirar a la muerte de una forma diferente, menos temerosa y más personal. Creo que es la mejor forma de aceptar que ya no estoy viva―suspiré con cierta amargura. Aceptó con la cabeza, bebiendo un largo sorbo de su taza. Hice lo mismo, sorprendiéndome del sabor que podía sentir al fondo de la boca. Sonreí contra la porcelana, cerrando los ojos y dando gracias por un momento así.

―Mientras no interfieras en mi conversación con el espectro, podrás venir. Digamos que es una forma de que aceptes tu nueva vida y, si resulta que eres culpable de lo que se te acusa, ten por seguro que vendrás quieras o no conmigo. La única diferencia en que recibirás torturas muy dolorosas, tanto que querrás desaparecer.

Levanté mi mirada hacia él, no temiendo de la fiereza de sus palabras. Había cosas seguras en la vida y mi inocencia era una de ellas. Con enorme orgullo, le hablé al Cretino como si estuviera bajo mi mano, como si no ejerciera un poder sobre mí.

― ¿Sabes cuál es la ventaja de ser inocente? Es no tener miedo a nada, ni a las amenazas ni a las consecuencias, porque no las hay. Quizás creas que con esto me achantes o me hagas llorar, pero lo único que provoca en mí es una enorme vergüenza al pensar en la enorme disculpa que vas a tener que hacerme cuando compruebes que soy inocente.

Aquello lo hizo reír fuerte, golpeándose las rodillas y sujetándose la barriga. no veía el humor por ninguna parte, pero si hablábamos del retorcido cerebro de Pain, todo se hacía posible.

―Pequeña humana, tengas o no razón, jamás me disculpo ante nadie.

Me había confesado su temor a Syra, por lo que una disculpa me parecía plausible. Un momento de descuido me sirvió para dejar una debilidad al aire, así que el tiempo me daría las armas de poder dejarlo más veces en evidencia.

¿Qué hice yo para merecer este infernum?#LIBRO 1Where stories live. Discover now