Cap. 3

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Miro la mole de cemento y cristal que engulle estudiantes como si de un enorme monstruo hambriento se tratara. Un llamativo cartel sobre la puerta indica "Centro Olaguibel Eskola" y suelto un sonoro suspiro antes de echar a andar. No es la primera vez que empiezo en un nuevo centro, es más, es algo a lo que estoy acostumbrada, pero creo que en este caso no me va a resultar nada fácil encajar. Quizás tengo esa molesta sensación, porque hasta ahora, cuando se daba esa circunstancia, siempre era la chica desconocida e interesante que venía de otro lugar. Aquí no. Aquí soy la "hija de", "sobrina de", "nieta de". Y eso impedirá que cree un nuevo personaje con la misma facilidad que las veces anteriores.

Hago todo de forma mecánica. Voy a dirección, me presento, me dan mi horario y corro para llegar puntual a mi primera clase.

Tomo asiento donde el profesor me indica y puedo escuchar el alborotado murmullo a mi alrededor. Ojalá poder colocarme los auriculares y poner la música a tope para aislarme del ruido, de la gente, de todo. Alguien a mi espalda, llama mi atención con unos golpecitos en el hombro y me giro, dispuesta a ver de quién se trata. Una chica me escruta con demasiada curiosidad y eso no me gusta nada. Si me dicen que me está escaneando, me lo creo.

—Tú eres la nueva. —Ni siquiera se molesta en esperar a que conteste—. Creo que te has confundido de clase. Esta es en euskera.

Arqueo las cejas sorprendida y me giro sin decir ni una sola palabra. Cuchichea con varios compañeros y sus risas son como dardos que se clavan a traición en mi espalda. Para colmo, hablan entre ellos en euskera, dando por hecho que no les entiendo. Empezamos bien.

El profesor comienza con la lección de Historia, pero mi mente está en otra parte. No puedo evitar pensar en cuánto conoce de mí esta gente como para saber que vengo de fuera del País Vasco y que por tanto he estudiado siempre en castellano. Y sin embargo aquí estoy, tomando apuntes como el resto de la clase.

Cuando el profesor me pregunta si puedo seguir el ritmo de la clase sin problemas y contesto de forma fluida, el murmullo se vuelve ensordecedor. Vaya, quizás no sepan tanto de mí como creen...

Así pasan las tres primeras horas de clase y en el descanso, me veo abordada por varios de mis compañeros.

—¡Menuda sorpresa nos hemos llevado contigo! —suelta uno de ellos, acercándose a mí más de lo que me gustaría—. A Ane se le ha quedado cara de idiota cuando te ha visto contestar.

Quienes le acompañan, estallan en carcajadas y la tal Ane le da un manotazo, malhumorada.

—Markel, eres un idiota. ¿Quién iba a pensar que la tía esta sabía euskera? Si es una recién llegada. —Me mira y me da un empujón—. ¿Cómo es que lo hablas tan bien, eh?

Me aguanto las ganas de devolverle el golpe de vuelta porque no creo que sea una buena idea acabar el primer día en el despacho de dirección.

—¡Venga! ¡Dejadla tranquila! —suelta una voz a mis espaldas—. Se va a llevar una mala impresión de nosotros.

El diablo se comerá tu almaTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang