Cap. 17

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La visita a comisaría se complicó

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La visita a comisaría se complicó. Después de nuestra declaración inicial, el jefe de la investigación, un tal Vargas, nos obligó a ver el vídeo ya que, según él, quizás reconociéramos a alguien más. No fue así y para colmo tuvimos que pasar el mal trago. Por si eso fuera poco, al llegar la agente encargada de delitos en tecnología de la información, quiso escuchar de primera mano lo ocurrido, así que, contamos una vez más lo que sabíamos.

Cuando estábamos a punto de irnos, llegó el aviso de que Unai, el niño desaparecido, había sido encontrado con vida en el camino que lleva al bosque Usurbil. En ese momento la comisaría se convirtió en un trasiego de agentes, movilizando y organizando un nuevo operativo. Entonces, mi tía nos envió de vuelta a casa.

Termino de contarle nuestra agitada noche de sábado a Mei cuando Samir llega a nuestro lado.

—¿Interrumpo?

Mi amiga se levanta de un salto y mira hacia el otro lado del patio.

—¡Qué va! Justo he recordado que tenía que hablar con Sara de una cosa... para una clase...

Me giña un ojo con disimulo y se va a toda prisa antes de que me dé tiempo a protestar.

—¿Eso no ha sido un poco...?

—¿Raro? Sí, mucho —confirmo—. Creo que piensa que estamos juntos o algo.

Me arrepiento al momento de haber dicho eso en voz alta. Bastante tengo ya con los momentos de "tensión sexual no resuelta" para encima sacar el tema así, a las bravas cuando lo que quiero es que se me pase este cuelgue absurdo.

—He pensado que deberíamos hablar con Izaro. Lo hemos dejado aparcado, pero después de lo del vídeo... —me explica, obviando mi último comentario.

—Sí, claro. ¿Sabes dónde está?

—La he visto entrar.

Atravesamos la puerta principal del instituto y avanzamos por el pasillo desierto. No vemos a ningún alumno y mucho menos a ella.

—¿Estará en los baños? —aventuro.

—Mira a ver. Te espero aquí.

A primera vista, los baños parecen vacíos pero decido revisar cada habitáculo. En el tercero, encuentro la puerta cerrada.

—¿Izaro? —Oigo un sollozo ahogado al otro lado—. No me conoces, pero soy amiga de Samir y queríamos hablar contigo de Amira...

Al principio no escucho nada, como si estuviera aguantando la respiración. Cuando de golpe se abre la puerta, no puedo evitar sobresaltarme.

—¿Qué queréis saber? Estoy harta de que todo el mundo me pregunte cosas. Mis padres, la policía, mis compañeros...

La entiendo. Ese hartazgo de cuando te ves superada por la situación y aun así, no te queda otra que aguantar.

—Lo siento. Sé lo duro que es pero estamos intentando averiguar qué es lo que le pasó a Amira y para eso te necesitamos.

La chica se cruza de brazos, sin embargo asiente levemente. Le hago un gesto para que me acompañe al pasillo donde Samir nos espera.

—Kaixo Izaro —saluda con voz estrangulada.

Ella se derrumba nada más verle y se echa a sus brazos entre lágrimas.

—No es justo Samir. No lo es.

Le damos unos minutos para que se calme y cuando se separa nos mira interrogante.

—¿Sabías tú algo del vídeo?

Busca con la mirada a ambos lados, como si tuviera miedo de que alguien más pudiera estar escuchando.

—Ella no quería, la obligaron. No sé cómo, pero Markel sabía lo nuestro. Y la amenazó con contarlo. Le dijo que, o participaba o todo el mundo se enteraría. Yo le dije que no lo hiciera, que no pasaba nada si se sabía, pero ella se puso a hablar de vuestra familia... no quería... disgustar a nadie.

—¡Joder! —Samir da un golpe a la pared sobre la que estaba apoyado apenas un segundo antes—. Voy a matar a esos cabrones.

—¿Sabes si Andoni tiene que ver algo con este asunto? —pregunto.

—¿Te refieres a Román Sagasti? —Izaro parece sorprendida—. ¡Qué va! Él nunca participa en ese tipo de "actividades". Eso lo deja para su cuadrilla. Además, el día que Amira acudió, Andoni estuvo cenando con sus padres en el restaurante de mis padres.

—De todas formas, hablas de ello como si fuera muy habitual que ese grupo organice "planes" de ese tipo —apunto.

—Y así es. Hay quien va invitado, y quien se ve forzado a participar. Así se las gasta esa cuadrilla. Ojalá acaben todos en el maldito infierno. No se merecen menos.

La sirena avisa del final del descanso y los pasillos se llenan al instante de alumnos dispuestos a acudir a su siguiente clase.

No lo veo venir y debería haberlo imaginado. En cuanto Samir localiza a Markel, se abalanza sobre él y ambos caen al suelo. Markel tarda un instante, o mejor dicho, un puñetazo, en reaccionar. Sin embargo, a diferencia de Julen, este sí parece dispuesto a defenderse.

Aunque Samir está sobre él y cuenta con esa ventaja, veo cómo Markel le golpea en la zona de las costillas, haciendo que este aúlle de dolor. Los alumnos se arremolinan a su alrededor y de pronto ya no veo nada. Me acerco al grupo y consigo colarme entre varios hasta llegar a ellos.

—¡Eres un cabrón! Tú y tu maldito grupo... ¿Por qué amenazaste a mi hermana? ¿Para que formara parte de tus juegos de mierda?

Sujeto a Samir del brazo para intentar detenerlo. En ese momento, noto un tirón de pelo.

—Deja de meterte donde no te llaman, zorra.

Miro hacia atrás y me topo con la mirada rabiosa de Ane. La que faltaba.

—De verdad, ¿y lo dices tú?

Me vuelvo a girar para advertir a Samir de que llegará algún profesor de un momento a otro, cuando Ane se lanza sobre mí y me tira al suelo. Se sienta a horcajadas, lo que hace que me falte la respiración y sin pensárselo dos veces me pega un bofetón. Noto cómo se me nubla un poco la vista, pero aún puedo oír su voz.

—Eres una niñata, Maite. ¿Por qué no vuelves al lugar del que viniste, zorra?

Esa pregunta hace que algo se revuelva dentro de mí. Me recuerda que el mundo está lleno de monstruos y que ya topé con el peor de todos. Quizás la niñata no sea yo, quizás la niñata sea ella.

De la misma, con toda la fuerza que me queda, le arreo un puñetazo de lleno en la cara.

—Porque no tengo lugar al que volver.

Lo siguiente que noto sobre mí, es su sangre, que sale de su nariz como si fuera un grifo roto.


Ya sé, ya sé

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Ya sé, ya sé... de pronto parece que solo saben estar a tortas. En fin, que yo no apoyo la violencia pero mis personajes van por libre. Pregunta... ¿vosotros también os hubiérais enzarzado en esta pelea?

El diablo se comerá tu almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora