Cap. 42

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—O empiezas a largar o me doy la vuelta y regreso al instituto —le amenazo

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—O empiezas a largar o me doy la vuelta y regreso al instituto —le amenazo.

Me cuesta seguirle el paso y sigo sin tener ni idea de a dónde vamos.

—Julen va a cargarse a Urko.

Por un momento pienso que he oído mal.

—Es broma, ¿no?

—Sí, claro. Así de graciosa soy yo —suelta con voz entrecortada.

Está visto que hay algo que se me escapa, pues no se me ocurre cuál puede ser el motivo para que Julen quiera matar a Urko.

—No lo entiendo. ¿Me explicas qué es lo que me he perdido?

—Al parecer, Julen se ha enterado de que a Unai, el niño este que apareció medio muerto, le habían inyectado un fármaco. Y que seguramente a su hermano también. Él cree que fue Urko quien se lo suministró al asesino ya que es el que lleva todos los trapicheos del pueblo, así que ha decidido ajustar cuentas. Primero intentará sonsacarle a quién se lo vendió y después piensa deshacerse de él.

Todo lo que me acaba de contar Ane es un enorme despropósito.

—Vamos a ver. Para empezar te diré que no creo que Urko tenga nada que ver. El midazolam se consigue en la deep web, no se le encarga al camello de turno. Así que no va a tener nada que contarle. Y en el hipotético caso de que supiera algo ¿lo lógico no sería llevarle a la comisaría para que prestara declaración? Si lo mata, esa información no le servirá para que detengan al culpable.

Ane se para y me mira como si yo fuera tonta.

—No te enteras. Julen no quiere que detengan al culpable. Si averigua quién es, él mismo irá a por él. Ojo por ojo, diente por diente.

Vaya, en este pueblo hay más de un psicópata...

—¿Y sabes dónde están ahora? —pregunto inquieta mientras retomamos la marcha.

—En el puente de la autovía —me informa, señalando el final de la calle.

Por suerte, no estamos lejos.

—¿Cómo te has enterado?

Si ya no se habla con Julen, está claro que él no se lo ha contado.

—Hay personas del grupo con quien sigo tratando. Iker me ha enviado un mensaje diciendo que habían trincado a Urko y que iban de camino al puente.

Intento pensar por qué ha decidido hacer algo así a plena luz del día, sin embargo no tardo en recordar que por ese puente no pasa mucha gente andando por lo que será difícil que alguien les interrumpa.

—¿Tienes un plan?

Cruzo los dedos esperando que diga que sí. Las cosas, cuando se hacen a las bravas, no suelen salir muy bien.

El diablo se comerá tu almaWhere stories live. Discover now