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— ¿Puedo confiar con que llegarás a casa?— La chica le preguntó nerviosa

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— ¿Puedo confiar con que llegarás a casa?— La chica le preguntó nerviosa. Eddie condujo hasta dejar a Grace en su casa. La chica tenía su bolsita de galletas con glaseado azul que Eddie había hecho.

— Oye, puedes estar tranquila— Eddie le sonrió—Me has hecho galletitas ¿Podría pagarte de esa forma?.

— Bueno sí, tienes razón—la chica soltó un poco más confiada en sus palabras— Como sea, gracias por dejarme en la puerta de mi casa, te invitaría a pasar, pero creo que nadie está en pie.

— Tranquila, no te preocupes— Eddie le sonrió— Nos vemos mañana— agitó su mano en señal de despedida y ella hizo lo mismo, Eddie echó a andar su coche y ella le perdió el rastro completamente. Suspiró y entró a su casa.

Estaban todos acostados, pasó hasta el cuarto de sus padres, su madre seguía viendo TV.

— He llagado— se asomó por la puerta— Me atrasé en el trabajo, pero Eddie me trajo a casa—la chica soltó, quería evitar sonreír cuando decía su nombre, se sentía estúpida sintiéndose de esa manera por un chico como Edward Munson. Su madre la miró pensativa, ella conocía  a su hija a la perfección.

— Ya me estaba preocupando, pensé que te habías pasado donde Aidan— soltó su madre— Hay comida en la nevera.

— Tranquila, he comido— recordó las galletas con café en el cuarto de Eddie— Te amo mamá, descansa.

— También te amo— la mujer soltó, tranquila de ya tener a su hija de regreso en casa.

Grace caminó con la bolsa en la mano, recordó la llamada de Aidan y sintió algo en su estómago, sabía que tenía mensajes de él, y debía buscar una buena manera de contestarlos, al menos Eddie era bueno guardando secretos.

Amy seguía despierta, la vio entrar a su cuarto y de inmediato fue donde Grace.

— Hey tú— la apuntó con una sonrisa en su rostro— ¿Dónde estabas metida?— miró la bolsa de galletas— ¿Están comestibles?— Grace le extendió la bolsa.

— Las hicimos con Eddie— miró al piso al decir Eddie, no quería sonrojarse. Pero Amy buscó su mirada, estaba graciosa, al borde de la risa.

— Eddie, Eddie, Eddie...¿Ese chico es sólo trabajo? ¿O es que están íntimos amigos?— Amy se sentó en la cama de Grace y la chica no supo qué decir.

—¿Qué quieres decir con eso?— Grace evitaba el contacto visual con su hermana.

— Oye...no soy tonta. También me gusta un chico, se llama Chris— la chica soltó. Aquello llamó la atención de Grace, Amy era más que reservada con su vida personal— Lo conocí en la quimioterapia— la chica soltó.

— Amy—Grace le sonrió— Me alegra que te guste un chico, y...creo que no es comparable con Eddie, él es sólo el chico al que cuido, recuerda que estoy con Aidan— Amy puso sus ojos en blanco, no le caía demasiado bien Aidan, pero lo respetaba por esos seis años de noviazgo con su hermana, su persona preferida en el mundo.

Today was a fairytale (Eddie Munson) ✔️Where stories live. Discover now