Eddie es un chico de buena familia y un malcriado, y Grace busca trabajo por motivos personales. Llega a trabajar donde los Munson, y cuando cree que su vida va normal, Eddie lo cambia todo.
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Era un dia libre, pero ella odiaba que fuera así, de cualquier forma Eddie se encontraba mejor de su resfrío, ella no quería dejarlo solo, pero Eddie le dijo que sería bueno un día para estar con su familia, que él no haría nada malo, porque eso de paso le perjudicaba a ella, él estaría el día completo tocando guitarra.
Su padre había pasado a recogerla en casa de Eddie ese día, él se despidió de ella en la puerta de su casa, le dio un beso, se lo robó, y ella no opuso resistencia.
— Vaya casa la del niño ese— su padre soltó mientras conducía y ella evitó el contacto visual con su padre, tan sólo pensar en Eddie le aceleraba el corazón, respiró un poco más rápido de lo habitual, no tenía en sus planes algo como eso.
— Es linda— se limitó a decir.
— Me sorprende que hayas entablado una amistad con ese chico, es decir, pienso que debe ser un niño mimado y tú eres tan en contra de eso. Por eso es que no me convencía que trabajaras acá, pero veo que todo marcha bien— Grace miró hacia la ventana, si su padre supiera todo lo que pasaba en esa mansión.
— Claro— la chica espetó, no quería hablar de Eddie, no quería hablar de sobra y pasar a soltar algún detalle que pudiera delatar sobre lo que acontecía por aquellos días.
— Te tengo una sorpresa en casa— su padre habló divertido y ella lo miró.
— ¿Ah si?— preguntó expectante.
....
Cuando se bajó del carro de su padre, entró a su casa, y lo primero que vio fue a Aidan, estaba en la cocina conversando con su madre, mientras comía pastel, su madre siempre lo consentía con cosas dulces, era como un hijo más para los Knight, y eso le hacía sentir peor a Grace.
— ¿No vas a abrazarme?—Aidan le estiró los brazos. Ellos habían conversado sobre el problema de aquella noche, él le pidió disculpas, y ella aceptó por remordimiento, por esas noches de besos con Edward, por haber dormido en sus brazos, por haber dejado que sus manos toquen su piel, por dejar que sus dedos hicieran caricias en su espalda baja a las tres de la mañana, tenía motivos de sobra para sentir remordimiento, no sólo por lo que hacía y por lo que temía hacer, sino por lo que su mente pensaba y deseaba, por lo que soñaba, por lo que imaginaba.
Grace lo abrazó, era como un objeto sin vida cuando estaba en sus brazos, la magia que en algún momento hubo, ya no estaba.
— Te traje flores— Aidan fue hasta el sofá y de ahí sacó un ramillete de rosas blancas. El padre de la chica miraba con una sonrisa a Aidan, le recordaba a cuando él era joven.
Amy apareció a los minutos, encontraba patético el actuar del chico, pues ella, como hermana de Grace, sabía sobre los dramas que tenían, cosa que sus padres no. Sabía sobre algunos celos injustificados del chico, o cuando dejó a su hermana en la calle, de noche, sabía que cuando Grace no hacía lo que él quería, se molestaba con facilidad, pero ella dejaba en libertad a su hermana. También sabía que Eddie aparecía de manera silenciosa, pero Grace no iba a confesarle eso aún,
