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Magaelle encuentra a Baela y a Rhaena en su cuarto en la mañana, ambas le miran como si hubiese roto el florero más caro del reino y Magaelle que ciertamente no ha dormido más que dos horas preferiría tener una charla con Alicent Hightower antes d...

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Magaelle encuentra a Baela y a Rhaena en su cuarto en la mañana, ambas le miran como si hubiese roto el florero más caro del reino y Magaelle que ciertamente no ha dormido más que dos horas preferiría tener una charla con Alicent Hightower antes de que con sus furiosas hermanas.

—Rhaenyra y Daemon estarán furiosos contigo —Advierte Baela con tono severo, Magaelle se rasca la nuca y pasa a su lado intentando disipar el enojo —Déjennos a solas —Ordena a las criadas que se retiran tan rápido como ratas no sin antes hacer una pequeña reverencia —Todo el mundo lo sabe Magaelle.

La princesa le resta atención.
—No tiene nada de malo, aún sigo siendo una doncella —Se encoge de hombros.

—Mientes —Acusa su hermana gemela, Rhaena, con furia.

—No miento —Frunce el ceño y se dispone a mirarles.

—Pasaste la noche con Aemond —Afirma Baela, Magaelle les regala una mueca divertida.

—Y no es la primera —Sonríe con malicia —Será mi prometido muy pronto de todos modos.

—Te das cuenta de lo peligroso que es eso —Advierte la gemela mayor, Baela, suavizando el tono, sabe que no tiene sentido discutir con Magaelle de ese modo, siempre se saldrá con la suya.

—Es lo que todos dicen.

— ¿Entonces por qué no haces caso Magaelle? ¿Por qué no te comportas como una verdadera princesa? Desde tu nombramiento lo único qué haces es saltarte las responsabilidades —Implora Baela acercándose a su media hermana para tomar las manos de su hermana en busca de redención.

—No Baela, siempre he sido de este modo —Magaelle retira sus manos de una forma poco delicada, no está de humor para aquello —Pero nadie lo notaba hasta que me convertí en princesa —Explica alejándose varios pasos —La corona necesita personas que sepan marcar los límites, no a cuatro inútiles peleando por un estandarte —Gruñe —Sin ofender a nadie —Aclara ante los rostros desconcertados de sus hermanas — ¿Que te preocupa Baela? Después de todo, las mujeres importantes siguen siendo ustedes.

Magaelle mira con dureza a sus hermanas en busca de una respuesta, ambas ya no parecen mirarle con enojo.

—Tu —Suspira la mayor —Me preocupas tú y que puedas meterte en problemas serios.

—Somos tus hermanas, tememos por lo que puedan hacerte si te quedas aquí con ellos —Completa Rhaena.

—No permitiré que nadie vaya ponerme un dedo encima.

—No solo Aemond podría lastimarte... —Advierte Baela a lo que Magaelle sonríe irónica.

—Aemond es la última persona que querría hacerme daño —Observa a ambas, primero a una y luego a la otra —Nadie pondrá una correa alrededor de mi cuello jamás —Rhaena corre a abrazarle sin más reparo, la princesa Targaryen aún observa a Baela mientras habla —Lo he aprendido todo de mi padre.

Baela suspira durante algunos segundos antes de por fin acercarse y rodearle con los brazos también.
La diferencia más notable entre ambas gemelas era aquella, mientras que Rhaena era fácil de doblegar el trabajo que Rhaenys Tragaryen, la reina que nunca fue, estaba haciendo con Baela era notable en su carácter el cual estaba siendo más inquebrantable.

—Espero que sepas lo que estás haciendo —Suspira en su oreja, Magaelle sonríe.

—Oigo esa frase a menudo.

[...]

Daemon claramente no estaba contento con aquellas decisiones, se negaba a creer que algo así pudiese estar sucediendo frente a sus narices

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Daemon claramente no estaba contento con aquellas decisiones, se negaba a creer que algo así pudiese estar sucediendo frente a sus narices.
Con el abanico de posibilidades que tenían frente a sus ojos Aemond había movido la primera ficha, Aemond quería la mano de su hija y se había atrevido a pedírsela.

—Me niego, tendrá que pasar por sobre mi cadaver si quiere casarse con mi hija —Gruño el rubio sin mirar a su esposa quien le acompañaba en sus aposentos.

—Lo único que lograrás con eso es que ambos te odien —Advierte —Sabes que ambos son lo suficientemente rebeldes como para hacer lo que se les plazca.

—Es un maldito capricho —Bufa con enojo —Siempre ha hecho todo lo que se le ha pasado por la cabeza.

—Es el modo en el que tú le has criado —Le recuerda la rubia —Pero Magaelle no ha hecho las cosas mal —Considera, Daemon se detiene a pensar en ello mientras Rhaenyra continúa hablando —Tienes que reconocer que tiene actitud —Ella se acerca a su consorte quien acaricia suavemente su barriga —Tal vez deberíamos confiar un poco más en lo que tiene en mente.

—Podrían hacerle cualquier cosa —Daemon respira con dificultad, le cuesta siquiera pensar en aquello —La fortaleza roja entera ardería en llamas si algo le sucede a Magaelle —Advierte amenazante, el príncipe canalla no está preparado para afrontar la realidad que le azota.

—Ella misma haría estallar una batalla si alguien fuese a intentar hacerle algo —Insiste, ambos saben que es cierto —Deja que se casen, después de todo está en la edad ideal —Apenas sonríe, siente la mano Daemon acariciando de forma inquieta su vientre —Y Aemond es una excelente opción, es todo un caballero, tiene experiencia como guerrero y un historial limpio —Reconoce —Además, eso obligaría a unificar la familia, de algún modo —Traga saliva, aunque es un punto a favor sabe que esas palabras no son El Fuerte del príncipe —Y elevaría el rango de Magaelle.

Daemon besa con suavidad la frente de su esposa.

—Tienes algo de razón en eso —Rhaenyra nota que es complicado para él admitir aquello, y sabe que aún se lo replantea.

Ella alza una ceja divertida.
— ¿Algo? —Daemon sonríe a medias —Si aún te sientes inseguro puedes dejar varios custodios a su cuidado.

—Eso no está a discusión, mis más leales guardias le acompañarán a donde quiera que vaya y no podrá negarse.

—Mi padre le protegerá —La princesa heredera rodea el brazo de Daemon en el suyo —Aunque este débil y enfermo se que no dejaría que lastimen a Magaelle —Da fe en su comentario, nunca ha estado más segura de algo —Tal vez hasta podrías ser abuelo pronto —Daemon se rasca la cíen con su mano libre, no, eso tampoco le ha agradado demasiado —Confío en Aemond.

Princesa Bastarda [Aemond Targaryen] Where stories live. Discover now