Princesa Bastarda [Aemond Targaryen]

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En los jardines de la fortaleza roja se desenvolvía el evento, probablemente, más importante para la casa Targaryen ese año: El compromiso de tres de sus príncipes y princesas.
Por un lado Baela Targaryen y Jacaerys Velaryon, por otro si hermana Rhaenar Targaryen con su primero Lucerys Velaryon.
Y el que aún sorprendía a todos los presentes pero que al fin y al cabo tranquilizaba a muchos miembros de la corte: Magaelle Targaryen y su primo Aemond Targaryen.

También era uno de los últimos días que Rhaenyra y su familia pasaban en poniente, eran los últimos días que la princesa bastarda pasaba junto a su familia, más específicamente junto a su padre del que no se había separado prácticamente nunca desde su nacimiento.

Aquel era un día soleado, los presentes disfrutaban del buen clima casi tanto como de los bocadillos que abundaban. Era un ambiente agradable para cualquiera.

Incluso para Vicerys quien observa sonriente a Magaelle y a Aemond sentado desde una silla lo suficientemente adaptada como para que estuviese cómodo al transcurrir las horas
La pareja de prometidos parecía estar sumida en su propia burbuja, reían juntos y hasta jugaban entre ellos con palillos simulando espadas, sus miradas cómplices eran notorias frente a las diferentes situaciones que observaban.
Con el correr de las semanas Magaelle y Aemond se han vuelto mas que amigos, confidentes.

—Esos dos... —Cometa con gracia haciendo un ademán con su mano, Daemon suspira agobiado ante la emoción de su comentario —Esos dos harán historia Daemon.

—Si no hacen que el mundo estalle antes —Resopla entre dientas, Vicerys aun parece sumido en aquella situación.

—Jamás había visto a Aemond sonreír —Admite —Apenas tenía conversaciones con sus hermanos hasta que Magaelle llego —Reconoce el hombre con notablemente mas fuerzas que antes —Pero es un buen muchacho, al igual que tu hija —Contempla y a su vez esboza una mueca satisfecha —Confío en que nuestros nietos serán... Dragones de nacimiento.

Daemon sabía que así sería, pero era su niñita de la cual estaba hablando.
—No creo que este entre sus planes más cercanos.

—Espero vivir para ese entonces.

Más cercanos a ellos se encontraban, también sentados, Helaena y Aegon quienes están obligados como matrimonio a estar el uno junto al otro en el banquete aunque esto les desagrada a ambos.
Aunque Aegon lo hace más notable ya que en su rostro no se ven reflejadas más que muecas de repulsión.

—Solo le gusta por que es una puta con buenas caderas —Comenta a su esposa tras beber un sorbo de vino, él no suelta la copa.

—Yo pienso que son tiernos —Comenta la rubia con tono apacible, lleva mirándoles desde hace rato.
En su corazón que deseaba un matrimonio como ese.

—Para ti todo es tierno Helaena —Bufa, no se atreve a mirarle, la presencia de su hermana le exaspera. Su poco carácter le desagrada.

—Tendrán los hijos más bonitos del reino —Dió por sentado su hermana.