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Para la primera luna después de la boda, y como era de esperarse, los días de florecimiento no habían llegado para Magaelle

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Para la primera luna después de la boda, y como era de esperarse, los días de florecimiento no habían llegado para Magaelle.
Esa tarde sus más confidenciales criadas habían tomado una muestra de orina que un maestre analizaría en aceite para confirmar si lo que creían era cierto.

Pero todo tenía que transcurrir de modo silencioso, nadie podía sospechar que en realidad ella no estaba encinta o las cosas se podrían complicar.
La princesa bastarda aguardaba pacientemente en sus aposentos leyendo un libro cuando fue su criada de confianza quien le interrumpió con una sonrisa entre los labios.

—Felicitaciones princesa, está grávida —Anunció con la muestra en una de sus manos.

La princesa pestañeo un par de veces antes de regalarle una mueca lo que se podría decir simpática.

—Gracias Joanna, ya te puedes retirar —Tras aquellas palabras la joven plebeya, un poco mayor que Magaelle, proporcionó una leve reverencia con la cabeza y se retiró dejando sola a la adolescente.

Magaelle llevo una mano a su vientre mientras camina en dirección al ventanal que se extendía por la pared de su cámara.
Siempre pensó que cuando aquello sucediese se sentiría diferente, pero no parecía que nada había cambiado, salvo por que sus manos temblaban de los nervios. Pero no sentía su cuerpo diferente, ni se sentía mas adulta.

De hecho quería echarse a llorar.
El peso de convertirse en madre cayó sobre sus hombros, aún se sentía una niña cuyos deseos eran los de montar un dragón junto a su padre... Su padre que estaba tan lejos.
Si había algo para lo que no estaba lista era el dejar de ser la niñita de papá.

Inhalo hondo cuando las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas y tuvo que sostenerse de la barandilla para no caer, de repente se había mareado, pero no por el embarazo, sino por el golpe de realidad que había sufrido.
El no saber con certeza, y dadas las circunstancias, si algún día volvería a ver a su progenitor.

Y en ese mismísimo instante se planteó el huir, el resguardarse entre los brazos del que siempre sería su hombre favorito.
Pero pensó en Aemond, en qué no iba a abandonarle por mucho que se lo plantease, ellos tenían un vínculo y ahora gestaba a su primogénito.

Respiro profundamente durante varios minutos antes de decidirse a tomar un libro el cual se sentaría a leer en los jardines sin poder evitar dejar de acariciar su vientre aún plano pero lleno de vida.
Por un rato estuvo sola aunque agradeció el oír una voz amigable.

—Dicen que si les lees desde que están en el vientre ellos se vuelven más inteligentes —Helaena tomó asiento a su lado, la rubia llevaba en sus labios su particular leve sonrisa. A Helaena le gustaba la compañía de Magaelle —Aunque no dudo que mi sobrino lo será de todos modos —La menor mira a Helaena directamente quien pestañea un par de veces antes de continuar —Es decir, es lo que se puede esperar de un niño cuyos padres son fuertes... E inteligentes —La rubia nerviosa mira hacia abajo por uno momento, luego vuelve a observar a su cuñada, le aterra el contacto visual directo —Tal vez tus hijos terminen educando a los míos.

Magaelle pone una mano sobre su antebrazo, Helaena no le rechaza.

—Tu misma puedes educarles.

La mayor sonríe con timidez.
—Gracias por la cortesía pero yo... Yo simplemente puedo amarles como una madre debería de amar a sus hijos —Ella proporciona una mueca feliz aunque luce insegura, la princesa bastarda lo nota al instante —No tengo mucho más que ofrecerles —Con ambas cejas en alto vuelve a observar a su prima —Pero los tuyos heredarán sabiduría y poder, estaría encantada de que mis niños aprendan de los tuyos.

Helaena hablaba con tanta firmeza que hasta parecía que estuviese hablando de príncipes ya nacidos.
Magaelle decide seguirle la corriente y ocultar su desconcierto, a veces la rubia podía tornarse algo extraña.

—Solo quiero que sean libres de elegir —Confiesa.

La joven a su lado está a punto de decir algo cuando Ser Erryk les interrumpe: —Está anocheciendo princesas, me veo con el deber de escoltarles dentro del castillo.

—Nos vemos en la cena Helaena —Helaena proporciona una leve sonrisa sincera al ver cómo Magaelle se aleja junto a su guardia juramentado.

—Caerán dragones a los pies de tus hijos.
Susurra observándole cuando nadie puede oírle.

Magaelle por su lado toma un baño antes de la cena, se encuentra sumergida en la bañera con aguas muy calientes cuando Aemond irrumpe en la habitación.
Con su presencia las damas de compañía desaparecen.

—Me gustaría haber venido antes pero...

—Asuntos, lo entiendo —Le interrumpe con un tono relajado mientras se pone de pie y envuelve su cuerpo en una bata —Esta confirmado por los maestres, estoy en estado.

Comunica, la mandíbula del príncipe se entreabre con sorpresa.

—Magaelle... —Susurra con atisbos de emoción y se acerca rápidamente a besar la frente de su esposa —Gracias a los siete —Sonrie con orgullo e hinca una rodilla en el suelo para estar a la altura de su vientre el cual besa y acaricia con delicadeza durante algunos segundos, luego reposa su rostro sobre el —Daría mi vida por ustedes si fuera necesario —Acaricia con sus nudillos el estómago por sobre la tela —Necesitará un dragón.

Aemond se pone de pie con euforia.

—En montedragón hay cientos de huevos que podrían eclosionar pronto.

— ¿Un huevo? ¿Por qué un huevo? —Frunce el ceño —Nuestro hijo no heredará una cría, para estar a la altura necesita un dragón con experiencia.

— ¿Que estás queriendo decir?

—Traeré a Vermithor a casa para que nuestro heredero sea su jinete. Un dragón extraordinario digno de un príncipe extraordinario.

Buenas buenassssCon este capítulo lleno de hypeee me despido por el día de hoy con la tanda de capituló

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Buenas buenassss
Con este capítulo lleno de hypeee me despido por el día de hoy con la tanda de capituló.

Quiero aclarar que AMO la idea de que Aemond quiera que sus hijos tengan dragones "que valgan la pena" y no simples huevos.
No tiene nada de malo las crías pero yo creo que el pensaría de ese modo por que bueno, era el único de sus hermanos/primos que no tenía un dragón y que realmente lo deseaba y lo paso pésimo por no tener uno.
De ahí nace el deseo de Aemond por querer que TODOS sus hijos tengan dragones desde su nacimiento.

Aclarado esto podemos proseguir.
GRACIAS POR DARLE TANTO AMOR AL CAPITULO.
Ya saben que los y las amo ¿No?
Sigan así que me van a hacer iorar ❤️

Princesa Bastarda [Aemond Targaryen] Where stories live. Discover now