3. Equitacion

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Llegue temprano al hipódromo.

Llegar temprano es una costumbre que tengo desde siempre.

La pista está vacía, todo está en silencio. Me dirijo adentro y veo a alguien sentado en un banquillo leyendo.

-Hola.

Saludo esperando que sea el maestro de equitación pero mi sorpresa es cuando la persona se voltea, se baja el gorro del hoodie y me sonríe.

-Hola, Milly.

-Matt, ¿Qué haces aquí?

-Lo mismo que tu... Clases de equitación- sonríe y alza los hombros.

Me acerco y me siento a su lado en el banquillo.

-No sabia que vendrías.

-A partir de ahora nos veremos mucho así que no te sorprendas- vuelve la mirada a su libro.

-Ayer no te lo dije, pero gracias por el hoodie, anoche lo he lavado y...

-Tengo un montón de esos, puedes quedartelo-habla con amabilidad, no se siente mal de ninguna manera lo que acaba de decirme.

-Gracias.

-¿Por que llegaste tan temprano?

-¿Tú por que llegaste tan temprano?

-Yo pregunte primero- quita la mirada del libro y sonríe amablemente.

-Buen punto, no fue por nada en especial, aun no conozco muy bien la ciudad y me gusta llegar puntual, es un hábito. ¿Qué hay de ti?

-Vine temprano, porque supuse que tu lo harías y el Hipódromo nunca abre tan temprano, así que creo que fue para que no estuvieras sola aquí.

Escucharlo me derrite el corazón, solo lo hizo para que no estuviera sola.

-Gracias, no tienes que hacer eso por mi.

-No vuelvas a llegar tan temprano, solo ven a tiempo, es más que suficiente.

-Lo haré- sonrío y miro su libro sin poder evitar la curiosidad -¿Que lees?

-Fuego y Sangre-cierra el libro para mostrarme la portada -Estoy recolectando información, quiero representar la personalidad de Daemon lo mejor que pueda, quiero hacer de este un personaje memorable.

-Todos tus trabajos han sido memorables, y te aseguro que este no sera la excepción.

Matt me dedica una sonrisa hermosa, creo que se ha sonrojado un poco.

-Gracias por decir eso, lo aprecio. Estoy seguro de que tu también vas a robarte el corazón de todos los que te vean.

-No soy tan buena actriz como tu- suelto una risa nerviosa -Pero haré lo mejor que pueda para estar a la altura del cast.

-Hazlo, esfuérzate mucho, pero no te olvides de divertirte, disfruta cada experiencia, veras que cuando lo pasas bien se te hace todo mas fácil- asiento, agradezco todos sus consejos.

El vuelve al libro y yo lo miro con curiosidad.

-¿Quieres leer en voz alta?-en seguida me mira.

-¿Estas segura que quieres eso?-ríe sonoramente -No se si sea buena idea.

-Si, lee un poco asi puedo tomar ideas para Rhaenyra tambien.

-¿Leo algo algún capitulo en especifico?

-No es necesario, solo sigue donde te quedaste.

El suspira, se aclara la garganta y comienza a leer.

-El relato de Champiñón es mucho más depravado, como suele suceder con su Testimonio. Según el enano, era por ser Criston Cole por quien bebía los vientos la princesa, no por el príncipe Daemon, pero ser Criston era un auténtico caballero, noble, casto y bien consciente de sus votos, y aunque la acompañaba día y noche, jamás la había besado tan siquiera, ni le había declarado su amor. «Cuando te mira, ve a la chiquilla que eras, no a la mujer en que te has convertido -dijo Daemon a su sobrina-, pero yo puedo enseñarte a hacer que te vea como a una mujer.» -Matt aclara de nuevo su garganta -Comenzó por darle lecciones de besos, si hemos de dar crédito a Champiñón. De ahí, el príncipe pasó a enseñar a su sobrina cómo tocar mejor a un hombre para darle placer, un ejercicio que a veces implicaba al propio Champiñón y su presuntamente enorme miembro. Daemon enseñó a la moza a desvestirse con picardía; le succionaba las tetas para hacerlas más grandes y sensibles, y volaba con ella a lomos de dragón hasta rocas solitarias de la bahía del Aguasnegras, donde podían pasarse el día en cueros sin ser vistos y la princesa podía practicar el arte de complacer a un hombre con la boca. De noche la sacaba a hurtadillas de sus aposentos, vestida de paje, y la llevaba a burdeles de la calle de la Seda, para que pudiera observar a hombres y mujeres practicando el acto amatorio y aprender más de las «artes femeninas» de las meretrices de Desembarco del Rey.

La Casa Del Dragón | Milly Alcock & Matt SmithWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu