10. La foto

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Yo tome esa foto.

Miro la pantalla del teléfono por unos segundos más tratando de entender.

Fabien, va detrás de Milly.

Mi Milly.

Bueno no es que ella sea mía, pero de cierta forma si lo es.

Yo la descubrí primero, es mi amiga, es mi persona.

El sentimiento de enojo que se apodera de mi cuerpo es una sensación indescriptible.

Miro a Fabien, y le devuelvo su teléfono con mil pensamientos en mi cabeza.

Ninguno bueno.

《Golpealo》

¡No!

《Dile que llegó tarde al juego, ella esta contigo》

Vocecita, si no vas a ayudar. CALLATE.

《Dile que tu tomaste esa foto de Milly y que estabas en París con ella.》

No. Eso es algo entre Milly y yo, el no tiene porque saber lo que hacemos cuando nadie nos ve.

No puedo dejar que la molestia me nuble el juicio, aunque golpearlo me haría sentir bien no resolvería nada, y decirle algo negativo tampoco, porque Milly es la única que tiene derecho a escoger con quien quiere estar.

Yo no podría impedirle estar con Fabien si eso es lo que ella quiere.

Y siendo honestos, tiene más posibilidades solo por ser más cercano a su edad.

No quiero ser infantil, no quiero decir nada de lo que me pueda arrepentir o caer en el juego de Fabien.

—¿No vas a decirme nada? —el pelinegro me cuestiona como si lo que me acaba de decir fuera algo buenísimo.

—Solo, lo estoy procesando.

—¿Qué tienes que procesar? —se ríe burlón—Me gusta, es linda, quiero llevarmela a la cama, no hay nada nada procesar, ni que la conocieras.

La sangre de hierve al escucharlo hablar tan descuidadamente de Milly.

《Mi Milly》

Habla de ella como si fuera una cosa, somos amigos desde hace algunos meses y nunca me sentí mal con el, siempre ha tenido esta cosa de hombre carismático y conquistador, quizás en el pasado permití que me hablara de sus conquistas y de otras mujeres porque no las conocía, y la verdad no me afectaba, pero que hable así de Milly.

No puedo dejarlo pasar.

—La conozco más que tu, he tenido clases de equitación con ella, y hemos compartido un poco estos días.

—¿De verdad?—sonríe—Eres la persona perfecta para darme información de ella.

Siento la rabia aumentar en mi cuerpo con cada palabra que sale de su boca. Nunca he sido una persona violenta pero quiero eliminar esa sonrisa de su cara, y no de una manera amable.

Respiro.

—Claro que no, no voy a darte información de ella, ni de nadie, solo te voy a dejar claro algo —me acerco más a el y lo miro a los ojos, para que entienda que estoy hablando en serio —No te puedo prohibir que te acerques a ella, no sé si tus intenciones van mas allá del sexo, pero esta locura tuya compromete la integridad del proyecto para el que trabajamos, sí la lastimas, sí la llegas a lastimar de alguna forma, no me voy a quedar tranquilo.

—Creo que estas exagerando un poco, mis intenciones no son malas —alza las manos en señal de rendición, excusándose se pone algo nervioso por la situación —No te pongas así por alguien que recién acabas de conocer.

La Casa Del Dragón | Milly Alcock & Matt SmithWo Geschichten leben. Entdecke jetzt