44. La fantasía.

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—Entonces el juguete es más para ti que para mi—sonrío.

—Para ambos... déjame quitarte ese vestido y te enseño como usarlo.

Dejo la caja a un lado y me levanto quedando frente a el .

Matt me quita el vestido con delicadeza, dejándome en ropa interior.

Me quita el sujetador y las bragas dejándome completamente desnuda.

—Hoy usaremos la cama—yo solo asiento.

No soy capaz de contradecirlo en nada, yo solo quiero tenerlo. Me muero por el.

Me dirige hacia la cama con facilidad y me siento sobre ella.

Matt se quita la ropa frente a mi hasta quedar en ropa interior.

Ay que vista

Se sienta a mi lado y comienza a besarme con lentitud hasta que terminamos acostados en la cama.

Matt se dedica a acariciar mi cuerpo, a besar cada espacio de mi piel, me hace sentir que tenemos todo el tiempo del mundo, no puedo amarlo más.

Besa mis piernas, mis brazos, mi abdomen, mis pechos, estoy tan mojada y aún ni empezamos con la acción.

—¿Puedo besarte yo también?—el sonríe ante mi pregunta.

—Si eso quieres no voy a negarme.

—Si quiero.

Cambiamos de posición me subo a horcajadas sobre su abdomen.

—Estas muy mojada—sonríe al sentirme húmeda contra su abdomen bajo—¿Quien te ha puesto así?.

—Usted señor—me acerco a su carita, y comienzo a besarle con lentitud, le beso la frente, las mejillas, la nariz, hago un esfuerzo sobrehumano por no quedarme a besar sus labios toda la noche, y bajo por su cuello, robandole un par de sonidos sexys, bajo por sus hombros y los beso, también beso su pecho el solo me mira con tanto amor como deseo.

Creo que esta va a ser una noche memorable, lo veo en la cara de el.

Se sienta sobre la cama, conmigo aún sobre el, dejándonos cara a cara, toma el juguete que me compro con una de sus manos y sonríe.

—Me han encantado los besos pero ya es hora.

Asiento a la expectativa.

Matt enciende el aparato y este vibra, es rosado y de verdad parece un juguete de niños.

Matt me pasa la punta del juguete por mis pechos y la vibración los hace endurecerse más de lo que ya estaban.

Me mueve de su regazo hasta dejarme sobre la cama.

—Abre las piernas para mi—me pide con esa voz grave que me derrite.

Y yo lo hago.

Hago todo lo que me pide, sin dudarlo, abro mis piernas, el se posiciona en medio de ellas.

—Me gustas aun más cuando obedeces—lo veo acercar su cara a mi entrepierna lamiendome y probandome, lográndo robarme unos cuantos sonidos de placer

Este hombre me tiene como quiere.

No miento.

Introduce uno de sus dedos, mientras azota mi clitoris con su lengua y yo suelto un pequeño gemido.

—Matt, por favor—me estoy muriendo de las ganas.

—Ya voy mi amor—siento como enciende de nuevo el juguete, retira su dedo y lo reemplaza por el juguete.

La Casa Del Dragón | Milly Alcock & Matt SmithDonde viven las historias. Descúbrelo ahora