33. La apuesta

1.7K 157 178
                                    

Milly Pov:


No me explico como Matt puede besar tan bien.

Nunca había disfrutado tanto de un beso.

—Matt—le susurro contra los labios, no puedo ver su cara pero siento su sonrisa—Por favor, no me hagas esperar más.

Estoy completamente mojada y lista para el.

—Aún no cariño—baja sus besos a mi cuello.

En la oscuridad del Motor home solo me limito a sentir los besos y las caricias de Matt.

—Espero que tengas una buena idea, por que me estoy desesperando—escucho su risa.

—No creo que estes peor que yo.

Me recuesto en su pecho, y nos quedamos un rato mas en silencio.

Estamos tumbados en el sofá del motor home de Matt, tenemos las luces apagadas.

Han pasado 20 minutos, estamos escondidos, la idea es pasar la noche en el set, pero, aún tenemos que esperar que todos se vayan para no levantar sospechas y para que no nos saquen de aquí.

El set tiene guardias de seguridad, lo cual hace todo un poco más divertido.

¿Lograremos nuestros plan sin que nadie nos vea?

Pues eso espero.

—Ya eres hora choco krispies—me levanto del sofá y Matt detrás de mi.

Me dirijo hacia la salida, abro la puerta y me asomo con cuidado, no hay ni un ruido fuera, ni un alma pasar.

Es un poco tenebroso, la poca iluminación viene de las farolas.

Matt me toma la mano y ambos salimos del motor home, caminando lento y procurando no hacer demasiado ruido.

Miro a Matt con el cabello blanco, ni siquiera nos cambiamos la ropa, no nos quitamos las pelucas, estamos tal cual habíamos filmado.

—¿A donde me llevas?—susurro, Matt me arrastra de la mano hacia el set número 1.

—Tu tranquila.

Me sonríe y sigue con su camino, tiene las piernas tan largas que me cuesta seguirle.

Parecemos dos niños escondiéndose.

Llegamos a la sala del Trono de Hierro.

Hay luces tenues, la sala es preciosa, hay ventanales hermosos y al fondo unas escaleras al trono de hierro, y las espada rodeándolos.

Se siente diferente estar aquí, sin todas las cámaras y todas las personas que usualmente están.

—¿Que hacemos aquí?—alzó una de mis cejas y Matt se ríe.

—Claro, como tu escribiste la lista, olvidaste el los lugares que yo anote.

La lista...

Suelto una carcajada.

Ya me acordé.

—Lo siento, es que los tuyos eran lugares poco probables.

—No me tenías fé—rodea los ojos.

—Claro que si—me acerco a él, y lo rodeo con mis brazos, bajo mis manos por su espalda hasta su trasero—Yo sé que puedes lograr lo que sea que te propongas.

El me mira con esa mirada seductora, imposible de resistir.

—No creas que por decirme cosas bonitas te voy a tener compasión—me separa del abrazo y me desamarra la camisa.

La Casa Del Dragón | Milly Alcock & Matt SmithDonde viven las historias. Descúbrelo ahora