25. Disculpas

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Matt Pov:

Milly me esta mirando con esos ojos, esos ojos que me enloquecen.

Esta completamente desnuda frente a mi, se ve preciosa, esta algo bronceada y las marcas del bañador se me hacen tan sexys.

—Señor tiene demasiada ropa—sonríe.

—O tu tienes muy poca.

Me acerco a ella mientras me quito las bermudas, en su cara puedo ver la satisfacción de tenerme justo donde ella quiere. Me muero por hacerle el amor.

Cuando estoy desnudo me aproximo hasta quedar sobre ella.

—Matthew—me mira a los ojos, y me rodea la cadera con sus piernas—No me hagas esperar.

Me acomodo en su entrada y entro en ella sin esperar ni un segundo más, me muevo con intensidad, robandole unos cuantos sonidos impuros.

—Extrañaba oírte asi—le digo al oído.

Esta tan caliente y apretada como siempre, estar así se ha vuelto una adicción en muy poco tiempo.

—Matt—me araña la espalda—Más lento.

Me pide y yo trato de complacerla, junto mis labios con los suyos y me detengo unos segundos para besarla con todo, bajo mis besos por su cuerpo, ella entierra sus dedos en mi cabello, me prende.

Le beso el cuello, y bajo más hasta sus pechos, salgo de ella solo besándola, mordisqueando sus pezones, ella se arquea.

Subo de nuevo mis besos hasta sus labios, ella sonríe.

—¿Como piensan que voy a dejarte a ti?—susurra, entre besos, lo cual me haces sentir muy satisfecho—Me vas a tener que dejar tu, porque yo no me creo capaz.

Sonríe y yo la beso de nuevo, me hago a un lado de su cuerpo llevando mis manos a su entrepierna.

—Yo no planeaba dejarte—le respondo mientras juego con mis dedos dentro de ella—Te vas a quedar conmigo mucho tiempo.

Suelta unos pequeños gemidos, suaves y delicados, me prende aún más.

—Me quedo—se muerde los labios.

Me encanta verla así, dejándose llevar de las sensaciones, respira con dificultad.

Llevo otro dedo dentro y ella me recibe abriendo más las piernas, gime bajito en mi oído.

—Recuerdas lo que me ofreciste en el Yate—le hablo moviendo mis dedo pulgar en círculos en su punto más sensible haciéndola enloquecer.

Ella entierra sus uñas en mi hombro, yo la miro temblar mientras que la masturbo.

—¿Qué... que dije?—sonríe, se está haciendo la tonta.

—No te hagas Milly, no juegues con mi debilidad.

—¿Mi culo es tu debilidad?—sonríe.

—¿No que no te acordabas?—arqueo una ceja y ella se ríe, me toma de la nuca y me acerca a su boca para besarme, tratando de distraerme.

Le sigo el beso un poco pero sin dejar de mover mis dedos, los muevo cada vez más rápido, en determinado momento deja de besarme y solo está gimiendo contra mis labios.

—Matt, no me hagas esto—me pide desesperada.

—¿Qué? No te entiendo—bromeo sin bajar el ritmo de mis manos.

—Matt—grita y la siento venirse en mi mano.

Dios esa carita de placer.

Junto mis labios con los de ella, que no me devuelve el beso perdida en el placer.

La Casa Del Dragón | Milly Alcock & Matt SmithWhere stories live. Discover now