12. El set.

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Matt Pov:

Me despierto en una habitación extraña y lo primero que veo es ese cabello castaño.

《Mi Milly... Mía, de mi.》

Duerme plácidamente a mi lado, tranquila, ajena a este hombre que la mira.

Su carita descansa sobre una almohada, tiene una de sus piernas entrelazada con la mía, nos cubren a penas las sábanas, estamos desnudos y no imagino un mejor modo de despertar.

Debo ser el hombre más afortunado del mundo.

Debo ser el favorito de Dios.

Milly es tan preciosa, tan dulce.

Y es mía.

Miro el reloj en la mesita, son las 8 am, no hemos dormido mucho, y aunque no quiera tengo que irme pronto.

Decido despertar a mi niña.

Le doy un besito en la mejilla, otro más, hasta que pierdo la cuenta de cuantos, ella sonríe con los ojos cerrados, y me rodea el cuello con sus brazos.

—Despiertate cariño.—le susurro y vuelvo a darle besos por toda la cara.

—Ya, ya... —Abre ese par de ojos azules y me mira con una sonrisa—5 minutos más.

Me da un besito en los labios y cierra los ojos de  nuevo.

¿Como me puede robar una sonrisa tan temprano?.

—Despierta Milly, tengo que irme.

Abre los ojos de golpe y veo un poco de decepción en su rostro.

—¿Como que te tienes que ir?—su voz carrasposa de recién levantada tiene un efecto enloquecedor, pero a la vez su sonrisa es tan dulce que crea el balance perfecto entre lo sexy y lo tierno.

—No quiero irme pero tengo que recoger a mi hermana en 1 hora, ella y mi mamá vienen a visitarme. El martes ya estaremos viajando a España, y si no es hoy, ya no podré verlas hasta dentro de un buen tiempo.

—Bueno. —me mira—Si no puedo evitarlo... Disfruta tu domingo en familia.

—Gracias cariño.

—Pero antes de que te vayas, te preparo el desayuno—me regala una sonrisa enorme, mientras se sube a horcajadas sobre mi.

Por favor Dios》

—Creo que estas hablando de otro tipo desayuno—esta sentada sobre mi abdomen bajo, con sus piernas a cada lado de mi cuerpo, con sus pechos expuestos, se ve hermosa.

Tiene unos lunares preciosos por todo el cuerpo, que ahora son adornados, con algunas manchas rojas de anoche.

Nunca estuvo en mi planes ser rudo con ella, es su piel que es muy blanca y delicada. Aunque debo admitir que me ha encantado tener el recuerdo visual de donde la besé anoche.

—No sé de qué me hablas—habla con fingida inocencia—Yo solo quiero cocinarte algo delicioso... Te lo debo porque anoche te invite a cenar, pero nunca prepare nada.

—Pero claro que comí, y muy bien según recuerdo... Estabas deliciosa. —ella se sonroja ante mi comentario.

—Tu si comiste, pero yo no alcance a probar—responde y hace un puchero.

Dios, soy yo de nuevo》

Podría quedarme unos minutos más.

—¿Unos minutos? —se ríe y niega con la cabeza—No voy a desperdiciar mi turno en "unos minutos. —dice lo último imitando mi voz, lo cual me hace reír.

La Casa Del Dragón | Milly Alcock & Matt SmithWhere stories live. Discover now