28. El mensaje.

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Matt...

Mi Matt.

Mucha más gente lo rodea, tanto que ni alcanzo ya a verlo desde donde estoy, me voy corriendo del balcón sin importarme nada, bajo las escaleras rápidamente tratando de no caer con este vestido tan largo.

Entro corriendo a la arena y veo el tumulto de personas, voy corriendo hacia ellos, pero con mi baja estatura se me hace difícil intentar pasar.

—¡Quitense!—grito algo histérica.

—¡Señores muevanse!—La voz de Paddy detrás de mi sobresalta a la multitud y al fin puedo llegar hasta Matt.

Esta tirado en el suelo, me pongo de rodillas a su lado y me mira un poco atontado por el dolor, tiene el cuello lleno de sangre y verlo así me pone mal.

—Estoy aquí Matt.

Me limpio las lágrimas y Matt cierra los ojos.

No cierres los ojos, por favor, mirame》.

Le tomo la mano tratando de no moverlo de su sitio en caso de que tenga una contusión o algo peor.

—Todo va a estar bien—le digo pero no se si me oye por encima del ruido, ya que no abre siquiera los ojos, pero me aprieta la mano, y sé que me ha escuchado.

Las personas comienzan a hacerse a un lado y escucho las sirenas de ambulancia, pero yo me rehuso a apartarme de él.

Veo caminar hacia mi a los paramedicos, con una camilla, la ponen al lado de Matt.

Paddy me toma de los brazos y me levanta con facilidad, pero yo tiro de nuevo cayendo sobre mis rodillas, no quiero soltarle la mano a Matt, no quiero apartarme de Matt.

Mi Matthew.》

Pero me veo en la obligación de hacerlo cuando Paddy me dice al oído.

—Para que Matt este bien, tienes que dejar que lo lleven al hospital.

Tiene razón 》.

Soltar su mano es lo más difícil que hice.

Pero fue por su bien.

Paddy me envuelve en sus brazos, y no aparto mis ojos de Matt, lo suben con cuidado a la camilla y se lo llevan hasta la ambulancia.

Ryan se va con el, mientras que Paddy solo me abraza y me contiene.

—Todo va a estar bien pequeña—Paddy me seca las lagrimas con sus dedos.

Estoy tan triste y enojada a la vez que no se como controlar lo que siento.

La ambulancia se marcha y mi corazón se va ahí dentro.

—Sabía que esto iba a terminar mal Paddy, lo sabía.

El me limpia las lágrimas y siento que todos me miran, pero no podría importarme menos.

—Ya cariño, vamonos de aqui—Paddy intenta sacarme de este lugar y yo asiento.

Caminamos lejos de las personas y veo a Fabien de pie a un lado de una pared solo mirando la situación. Ni siquiera hay algo de pena en su rostro.

La rabia me consume, me suelto del agarre de Paddy y voy casi corriendo hacia el, me mira con una sonrisa.

No puedo soportarlo mas》.

¿Como pudiste?—Lo empujó con fuerza, hasta que choca con la pared—¿COMO PUDISTE HIJO DE PUTA—comienzo a golpearlo, como puedo, pero es imposible lastimarle, tiene una armadura puesta.

La Casa Del Dragón | Milly Alcock & Matt SmithDonde viven las historias. Descúbrelo ahora