Jimin es un omega mimado que siempre obtiene lo que quiere. Amante del rosa, las fresas y alardear de cada uno de los lujos que sus padres le ofrecen sin inhibiciones.
No obstante, llega un día en el que con su familia tiene que acudir a un sitio do...
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Jimin no sabía cómo sentirse.
El alcohol ya estaba haciendo un buen trabajo con su sistema. Las luces a su alrededor daban vueltas aumentando sólo un poco el mareo con el que estaba luchando desde hace unos veinte ¿o eran treinta? Minutos.
Estuvo bailando un rato con sus amigos y todo estaba bien hasta que Joohyuk se percató de su presencia. Lo interceptó en medio de la pista exigiendo derechos que no tenía y armando un mini escándalo que había sido lo máximo que Jimin estaba dispuesto a soportar.
Lo había empujado con fuerza y con la determinación a ignorarlo fue que decidió tomar como si no hubiese un mañana. Mezcló varios tipos de licor hasta que su garganta ardió por completo, aislándose de los demás para crear su propio ambiente de desahogo.
Supo que le funcionó de maravilla porque su cuerpo estaba más liviano, su mente adormecida y ahora la música se escuchaba con un eco agradable a sus oídos. Joohyuk se había olvidado nuevamente de su presencia para irse con Suzan, o eso era lo que Jimin quería creer, pues el alfa no le apartaba la mirada de encima.
Sin embargo, sabía que era bastante cobarde como para volver a enfrentarlo, ya que Chanyeol se encargó de darle una pequeña advertencia para que le dejara en paz.
Fue así como pasó la última hora en el balcón de la mansión, con varias botellas vacías y con él disfrutando del aire fresco que sacudía su cabellera, mirando de vez en cuando las luces nocturnas de la ciudad e inclusive la luz de la luna.
No tenía algo mejor para hacer y estaba comenzando a aburrirse. Sus amigos continuaban en la pista de baile y Chanyeol andaba tras un omega que aún no conocía, pero que de alguna forma le resultaba familiar.
Estaba decidido a irse, es por ello que tomó una última copa de la mesa que tenía al lado y se la empinó sin más; disfrutó del líquido que resbaló por su garganta, enviando un estremecimiento agradable por su cuerpo que se intensificó cuando a su nariz llegaron unos aromas que le resultaron fáciles de reconocer.
Y entonces lo miró.
En medio de la multitud de personas estaba el alfa que hace poco tiempo conocía, mirándole con una intensidad tan abrumadora que le obligó a apartar la mirada y fingir que no le afectaba.
Trató de concentrarse en algo más mientras su mente trabajaba en consolidar la imagen del chico de rebelde cabellera naranja. ¿Qué hacía allí? ¿Acaso Chanyeol y él eran amigos? No, no podían ser amigos; si fuese de ese modo lo hubiera sabido desde antes.
Entró en pánico cuando se dio cuenta que Joohyuk también le estaba viendo, pero el alcohol en su sangre reemplazó esa emoción por la rabia que todavía sentía al pensar en ese alfa, y también su estado lo volvió más temerario porque no existía otra explicación para lo que hizo.
Miró a Yoongi y le sonrió con todo el descaro que su estado de ebriedad le permitía.
Desde su lugar notó la reacción inmediata que el alfa tuvo y le llenó el ego saber que no le resultaba indiferente. Jimin lo siguió mirando, llamándolo con sus ojos e instándolo a acercarse; en ese momento prefería invertir su tiempo en alguien como Yoongi que resultaba insoportablemente sincero, a quizás estar con la hipocresía de Joohyuk que le irritaba a niveles inimaginables.
