☁️55: tinta y piel☁️

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—¡Buenos días! —saludó un sonriente chico pelirosa a su familia

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—¡Buenos días! —saludó un sonriente chico pelirosa a su familia.

Lía y Sehun compartieron una leve mirada entre ellos, su hijo últimamente estaba feliz, y no era de esa felicidad que le veían con frecuencia, sino otra, mucho más enérgica y podrían jurar que hasta llena de colores.

—Buenos días, ¿dormiste bien? —cuestionó el alfa, recibiendo con gusto el beso cariñoso que su hijo le dio.

—Muy bien —canturreó Jimin, para luego concentrarse en su madre.

—¿Por qué estás tan feliz? —preguntó Lía con una sonrisa pequeña, y, al igual que su esposo recibió el beso que su hijo le dio como saludo.

—Porque todo está resultando bien en mi vida, ¿sabían que ya tengo listos todos los preparativos de la mudanza? Me había retrasado, pero afortunadamente podré hacerlo antes de ingresar a la universidad.

—¿Y que más te ha hecho feliz? —inquirió Sehun—. Cuéntanos, porque me muero por saber el motivo de esa sonrisa tan bonita que tienes.

—Pasar tiempo con los que amo —se encogió de hombros—. Realmente no podría darte una razón exacta, cuando se es feliz, simplemente sonríes y ya, sin tantas razones o lógica.

—Tienes razón, hijo —concedió el alfa—. Ahora tomemos el desayuno.

El desayuno era la única comida del día que compartían en familia. Sehun y Lía pasaban mucho tiempo sumergidos en sus trabajos que se veían obligados a comer fuera de casa, o simplemente no comían.

Resultaba bastante agotador, pero miles de familias dependían del grupo Park, y ellos como principales líderes debían cuidar del legado del apellido y de hacer crecer la fortuna familiar, así como la economía y los fondos de beneficencia para continuar ayudando a quienes más lo necesiten.

Hubo un momento en medio de la comida en el que Sehun y Lía contemplaron en silencio al chico que era su único hijo. Si había algo en lo que estaban de acuerdo era en que Jimin para ellos resultaba ser su mayor orgullo, y que las horas en el día no eran suficientes, pues no importaba cuánto se esforzaran por ello, eran pocas las ocasiones en las que tuvieron la oportunidad de compartir tiempo de calidad con su hijo.

Sin embargo, nada cambiaba el hecho de que lo amaban incondicionalmente, y que harían de todo por hacerlo feliz.

—¿Ocurre algo? —preguntó Jimin a sus padres. No se había perdido la manera en la que ellos lo miraban.

—¿Cuándo creciste tanto, cachorro? —inquirió el alfa con una sonrisa pequeña.

Jimin hizo un puchero, sintiendo como el lobo en su interior se removía feliz, siendo capaz de transmitirle esos sentimientos.

—Me quedé pequeño de estatura —respondió con diversión, provocando que sus padres rieran.

—Por cierto, cariño —llamó Lía—. ¿Desde cuando dejas tu aroma libre? No había querido decirte, pero lo puedo olfatear desde hace un par de días y me llamó la atención.

ᴛᴏᴄᴀʀ ᴇʟ ᴄɪᴇʟᴏ ☁️♡ ʸᵐ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora