Jimin es un omega mimado que siempre obtiene lo que quiere. Amante del rosa, las fresas y alardear de cada uno de los lujos que sus padres le ofrecen sin inhibiciones.
No obstante, llega un día en el que con su familia tiene que acudir a un sitio do...
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El silencio que se formó tras las palabras dichas por Yoongi fue incómodo para algunos y entretenido para otros.
Jimin estaba sin moverse, ni siquiera se atrevía a decir palabras. Él presentía que nada bueno saldría de la boca de aquel loco y pudo comprobarlo segundos atrás cuando lo escuchó decir la sarta de estupideces que dijo.
Chasqueó la lengua, definitivamente ir a ese lugar no fue la mejor de sus ideas.
—Bueno, pero al menos preséntalo.
El pelirosa miró a la mujer que había roto el silencio incómodo. De rasgos extranjeros, ojos claros y cabello corto; ella también estaba concentrada en él, otorgándole una sonrisa amable que fácilmente respondió.
—No es necesario —habló, dándole una mirada amenazante al alfa pelinaranja—. Puedo presentarme solo.
—Tiene carácter, me gusta —dijo la chica y luego extendió la mano derecha—. Soy Alessia Meyer, pero mis amigos me dicen Ale.
—Park Jimin —se presentó, estrechando la mano delicada de la mujer.
En ese momento NamJoon, Hoseok y SeokJin aprovecharon para presentarse como era debido. Jimin se mostró educado con cada uno de ellos, sonriendo de vez en cuando e ignorando por completo a Yoongi y a la chica pelinegra.
—Entonces tu familia es la dueña de la colonia Yeong —comentó Ale curiosa.
Jimin arrugó la nariz. —No son dueños, regalaron el terreno ya que muchas familias vinieron a la ciudad para trabajar dejando todo atrás.
—¿Y a qué se debe tanta amabilidad de parte de esas personas? —preguntó Yujin, metiéndose en la conversación.
Los ojos de Jimin se posaron en ella por primera vez en la noche, la miró detenidamente casi como se mira a una alimaña que cuando aparece es para arruinar el momento.
—¿Disculpa, te conozco? —indagó el omega, inclinando la cabeza de forma sutil.
La pelinegra apretó las manos y se obligó a sonreír. —Soy amiga cercana de Suga, me llamo Yujin.
—Ya, entonces no te conozco —resolvió Jimin para luego ignorarla por completo.
La actitud arrogante y altiva que al omega se le daba de forma natural encantó a los alfas que le rodeaban. Lucía tan seguro de sí mismo, encantador por naturaleza y capaz de llevar cualquier tema de conversación, haciendo de él un cóctel completo que lograba adaptarse con facilidad al gusto de todos los que lo iban conociendo.
Yoongi lo miraba en silencio. Estaba de pie a su lado y sus ojos se negaban a ver otra cosa que no fuese el omega, nadie podía cuestionarlo pues no existía algo más interesante que ver en aquel lugar tan conocido para alguien como él.
El anunciador de esa noche se acercó hasta el grupo de amigos ganando la atención de todos ellos, incluyendo a Jimin y Momo.
—Suga —mencionó—. Es hora, la carrera va a iniciar.
