Jimin es un omega mimado que siempre obtiene lo que quiere. Amante del rosa, las fresas y alardear de cada uno de los lujos que sus padres le ofrecen sin inhibiciones.
No obstante, llega un día en el que con su familia tiene que acudir a un sitio do...
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Jimin despertó mas no abrió los ojos al instante.
Resulta que se encontraba muy cómodo, el clima matutino le resultaba perfecto, al igual que los tenues rayos del sol que se colaban de algún punto abierto de su habitación.
Soltó un bostezo y se removió inquieto entre las sábanas; sin embargo se quedó inmóvil cuando en medio de su paz pudo sentir algo o más bien una serie de detalles que le hicieron pensar con rapidez.
Un brazo rodeándole la cintura de manera posesiva, aromas tenues entre sus sábanas, y cuando abrió un ojo pudo ver una cabellera naranja desordenada.
Jimin se quedó en silencio. La noche anterior estuvo hablando de muchas cosas con Yoongi, y la conversación se extendió tanto que seguramente se quedó dormido en algún momento, ya que no recordaba haberse despedido de él.
Sonrió, al parecer no fue el único en quedarse dormido.
Se levantó con cuidado y apagó la alarma, fue hasta las puertas de cristal, las cerró, e hizo lo mismo con las cortinas para que la luz no despertara al alfa. En puntitas se desplazó hasta el vestidor donde se quitó la ropa que llevaba puesta para reemplazarla por un pijama de color gris claro, cuando estuvo listo salió de su habitación asegurándose de cerrar bien la puerta, y caminó hasta la cocina en busca de comida.
Al ingresar encontró a su nana dándole indicaciones a las demás omegas de servicio, Jimin tomó dos manzanas del frutero y se acercó a ellas.
—Buenos días —saludó. Todas ellas respondieron con una pequeña reverencia.
—¿Tienes mucha hambre? —inquirió su nana al ver que había tomado dos manzanas.
—Supongo que sí —murmuró—. ¿Y mi padre?
—Fue a trabajar al centro médico, me pidió que te dijera que vendría por ti para que fueran a almorzar ya que la tarde y parte de la noche la tendría ocupada.
Jimin hizo un sonido afirmativo. —¿El desayuno ya está listo? Tengo hambre.
—Sí, ¿te sirvo en el comedor principal o en el jardín?
—Me lo llevaré a mi habitación.
JiWon parpadeó confusa. —Debiste llamar y cualquiera de nosotras lo hubiese llevado hasta tu habitación sin problemas.
—No es necesario —sonrió tierno—. Yo mismo lo llevaré y quiero que me den mucha comida, de verdad que mucha —hizo énfasis—. Tengo hambre y agreguen galletas como postre.
—¿Y la tarta de fresas? —indagó la mayor, completamente extrañada con el comportamiento del omega.
—También agréguenla —dijo, sonrojándose un poco cuando las mujeres lo vieron con sorpresa—. Tengo mucha hambre —repitió.
JiWon no hizo más preguntas, rápidamente preparó una gran bandeja que contenía variedad de frutas y alimentos, además de leche, café y postres. Se lo entregó con cuidado al omega pelirosa, quien con una sonrisa amplia agradeció para luego desaparecer de la cocina.
