Cuando la Madre Luna encantó las almas lobunas de los primeros Kim TaeHyung, Park Jimin y Jeon JungKook solo deseó que recibieran el amor que merecían, de que todo el mundo pudiera admirar y valorar tanto su fortaleza y alma como ella lo había podid...
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-Kook. -El llamado alzó la vista hacia la puerta de la biblioteca. -¿Qué haces aquí a oscuras y a estas horas? -Cuestionó acercándose a él. -¿No deberías estar entrando a clases? Es ya la una. -El Beta se irguió en su lugar, echando un paso atrás para alejarse de quién le hablaba calmado y con la naturalidad de ser familia. -¿Qué te pasa? -Preguntó preocupado, la respuesta de JungKook fue un gruñido animal. JaeBum se petrificó en su lugar.
JungKook estaba al borde de la locura. Realmente no podía controlar los cambios de dominancia en su cuerpo. Lloraba siendo él, el humano, porque no comprendía qué pasaba; porque estaba asustado de lo que recién había leído. Gruñía como advertencia de mantener la distancia como su lobo, como Beta, a su hermano mayor queriéndolo lejos de él.
JaeBum lo sujetó de la muñeca cuando pasó por su lado en dirección a la puerta, necesitando huir de nuevo por segunda vez en la noche. El mayor tomó sus hombros y se inclinó hasta ladrar su cuello y mostrárselo en símbolo de sumisión. Un ojo de JungKook era dorado y el otro café. Ambas almas atentas a JaeBum.
La forma en que el imponente Alfa se doblegó relajó al animal en JungKook, aún así atento a cada gesto del contrario. JaeBum alzó los ojos viendo, en la oscuridad de la biblioteca solo iluminada por la luz del pasillo que entraba por la puerta y la farola en la calle por la ventana, la marca rojiza en la glándula de aroma de su menor que indicaban un lazo temporal.
-Kook. -Dijo JaeBum tembloroso. -¿Qué sabes?
JungKook habría respondido, necesitando soltar la gran carga de su pecho, si su hermano no se hubiera movido. JaeBum, solo queriendo acariciarlo y contenerlo, había trepado su mano derecha hasta el cuello del menor. Abarcando con su gran palma la marca de los labios de TaeHyung, dejando reposar de forma inocente e inconsciente su pulgar sobre la nuez de Adán del Beta.
"Hasta que aguantes"
La boca de su hermano no se había movido para formular esas palabras, sin saber cómo lo sabía. Sin embargo era su voz, más adulta y grave, más rota y asquerosa, la que había hecho eco con esas palabras en su cabeza viniendo desde el centro de su pecho.
Gruñó, altanero y desafiante, con estragos de defensa y rompiendo sus encias cuando sus colmillos nacieron y mordió al aire haciendo chasquear su mandíbula de modo animal. JaeBum jadeó asustado y subió sus manos para sostener su cabeza cuando JungKook hizo el amago de lanzarse hacia él para morderlo.
Lo habría hecho, le habría clavado sus colmillos, si su cabeza no hubiera sido retenida a la altura de sus oídos. Las grandes palmas de las manos de su hermano mayor sujetaban parte de sus mejillas, haciendo arder la cicatriz en el lado izquierdo de su rostro, y sus largos dedos tocaban sus orejas.
No era real, no había nada cayendo de ella, pero JungKook sintió líquido caliente y espeso surgiendo desde el interior de su oído izquierdo hacia fuera de este.
