Cuando la Madre Luna encantó las almas lobunas de los primeros Kim TaeHyung, Park Jimin y Jeon JungKook solo deseó que recibieran el amor que merecían, de que todo el mundo pudiera admirar y valorar tanto su fortaleza y alma como ella lo había podid...
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JungKook tenía sobre su regazo, abrazado con fuerza, un peluche encontrado en sobre la cama de Jimin. TaeHyung deambulaba por el cuarto del Omega viendo la infinidad de libros y fotos en las paredes y estanterías.
Finalmente los Park parecían decididos a irse y dejarlos solos, Jimin les pidió que esperaran en su cuarto en lo que hablaba con sus padres. Ahora, media hora después, el escritor entraba solo a su cuarto y arrugando su nariz con su característico gesto de nerviosismo.
-Se han ido. -Suspiró alzando sus brazos y dejándolos caer de golpe sobre sus muslos. -No los he podio convencer de lo contrario. -TaeHyung dejó de ver a un Jimin adolescente con Kai y BeomGyu pequeños sobre sus muslos en una foto. -No es necesario hacer nada de lo que ellos dicen, papá puede ser...
-Me gusta tu padre. -Le interrumpió JungKook. -Parece serio, pero si escuchas con atención notas el tono irónico en casi todo lo que dice. -Ambos mayores lo miraron. -Puede que solo me haya dado cuenta yo porque estoy acostumbrado a esforzarme en comprender los tonos de voces más que entender los gestos faciales. -Con una sonrisa ladeada dejó el peluche sobre la cama para ponerse en pie entre sus novio. -Pero él te ama mucho, incluso puedo notar que nos quiere a Tae y a mí, y tiene razón.
-¿La tiene? -Pregunta Jimin dando un paso más cerca, la alfombra de pelo sintético entrando en contacto bajo sus pies descalzos.
-Hace un rato, en la puerta cuando nos dejaste solos, le dije algo a Tae. -El Omega miró directo al Alfa que se acercó también a ellos. -Quisiera, por una vez en la vida, ser valiente.
-Eres valiente, mi amor. -Habló rápido Kim. -Una de las personas más valientes que conozco. -Tomó un costado de su rostro, dando caricias con su pulgar a su mejilla marcada por la cicatriz.
-¿Ahora? Puede ser. -Negó. -¿Antes? No. -La profunda inhalación a sus pulmones fue un vano intento de sentir un aroma que no podía por su Beta. -Siempre he vivido con miedo. Tenía miedo de perderme y no saber volver a casa, miedo de no reconocer a mis propios padres, miedo de herir a mis hermanos porque los ignorara, miedo de nunca poder vivir solo, miedo por no poder evolucionar y tener un trabajo, miedo de estar solo el resto de mi vida porque nadie quisiera a una persona defectuosa como compañero...
-Bebé. -La forma baja y dolida con la que JungKook hablaba retumbó en el pecho de Jimin, su Omega gritaba la palabra protección. JungKook negó pidiendo así tiempo para seguir hablando cuando Park tomó su otra mejilla entrelazando su brazo con el de TaeHyung.
-El miedo se convirtió en terror cuando nos conocimos y aumentó hasta la ansiedad cuando nos reencontramos. -Sus bellos ojos oscuros y brillantes bajaron a la forma en que los pies descalzos de los tres estaban en círculo sobre la alfombra. -No sé cómo lo hicisteis, pero callasteis mis pesadillas vividas. -Dos pequeñas lágrimas cayeron de los ojos de Jimin, TaeHyung besó la mejilla más cercana borrando la gota salada. -De repente, un día, no había que tener miedo a perderme porque vosotros me encontraríais, ni miedo a no reconoceros porque vosotros os encargasteis de llevar estos collares y de dejar en claro quiénes sois cuando os busco de lejos, también dejé de tener miedo sobre mi futuro cuando me ayudasteis a seguir con mi sueño de dibujar y halagasteis mis diseños y... -Alzó la vista al fin, sus ojos vagando de un colgante a otro, del café a la porción de bizcocho. -Sé que no voy a morir solo porque os tengo a vosotros.
