O10 ━━━━ ¿te gusto?

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capítulo diez

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capítulo diez



He llegado tarde a clases. Lo bueno era que mi mamá no había estado en casa. Le había mandado un mensaje diciéndole que ya estaba en clase cuando en realidad estaba recién preparándome el mate. Perdón pero yo sin mate no puedo continuar mi mañana.

Me puse lo primero que encontré, y no fue muy difícil porque afuera hacía un frío de mierda así que, la única importancia era estar abrigada.

Arnold fue el ángel que me salvó y me llevó a la universidad. Le pedí que no le dijera nada a mis papás y me dijo que sería la última vez que les ocultaría algo. Lo entendía, no querría perder su trabajo solo por hacerle favores a la hija desobediente de su jefe.

Llegué literalmente corriendo. No era un curso muy importante, pero quería tener buenas notas y este era un profesor nuevo, esta era la primera clase y quería que se gane un buen concepto mío. No quería caerle bien solo por ser "la hija de Messi" si no por mi misma, por mis propios méritos.

— Señorita... — se queda en silencio un rato, leyendo una y otra vez su lista. Se perfectamente que se refiere a mi, porque no es la primera vez qué pasa — ¿Messi?

— Esa soy yo.

Y el momento incómodo. Cuando algunos parecen hacer clic en su cabeza y abren los ojos a más no poder o murmuran entre ellos con un "te dije que era ella" mucho más alto de lo que creen. Pasaba casi lo mismo siempre que comenzaba un nuevo ciclo y nuevos cursos con personas nuevas.

Una vez me dijeron que se habían vendido hasta la casa para poder estudiar ahí y para conocerme. Me quedé mal por un rato, pensando en si me hablaba posta o estaba jodiendome, pero resulta que si era cierto.

— Bueno...bienvenida a clase, Valentina.

— Gracias.

— ¿Prefieres Valentina o Sol? — pregunta. Y se me hace raro porque nunca lo han hecho antes — Algunas veces a los alumnos les gusta que les llamen por su segundo nombre. 

— Valentina esta bien.

Las únicas personas que me llamaban Sol era mi familia de Argentina. Literalmente pisaba tierras rosarinas y dejaba de ser Valentina. Cada persona que me conocía y con la que me cruzaba me llamaba Sol. A menos que sean fans o hinchas de mi papá que nos encontraban en la calle, en el grifo, restaurantes y en cualquier lugar que se puedan imaginar, ellos si me saludaban llamándome por el nombre que todo mundo conoce.

— Perfecto, Valentina. Lo único de lo que te has perdido es de la introducción mía, que no es tan importante a fin de cuentas — bromea, haciendo que todos rían, incluyéndome — Ahora si comenzaremos con la clase.

Note que era demasiado joven para estar enseñando. Definitivamente que no pasaba ni los 30. Si te ponías a mirar al rededor podías ver a todas las minas de la clase con la baba colgándoles. Es que estaban embobadas con él y no lo disimulaban ni un poquito.

 𝒞𝒶𝓇𝒹𝒾𝑔𝒶𝓃 ❗️Pedri González Donde viven las historias. Descúbrelo ahora