𝒞𝒶𝓇𝒹𝒾𝑔𝒶𝓃 ❗️Pedri González

O32 ━━━━ familia y amigos

Estaba re nerviosa. Y no era necesariamente por el partido que estaba presenciando ahora mismo, se debía a que hoy en la noche partíamos a Tegueste.

Le había dicho que si a Pedri, porque me dijo que estaba pensando en ir a esa fiesta de la que me habló antes. Me dijo que si quería podía irme a Francia, como había tenido planeado, o podía ir con él. Y yo escogí ir con él.

Pero ahora me avergonzaba de mis razones verdaderas, las cuales se debían mucho a la inseguridad que me había creado con todo este tema de la amiga canaria.

El partido termina y el estadio entero los aplaude, habían conseguido la victoria y eso era importante. Luego de la salida de mi papá, los hinchas habían comenzado a hacer comentarios sobre que la temporada estaba perdida, pero siempre he dicho que un solo jugador no hace a un equipo.

Se sentía raro estar aquí sin que mi papá esté jugando, pero me gustaba la nueva sensación. Había usado la camiseta con el mismo apellido por 18 años, así que, usar otra, me gustaba. Aún más si era de mi novio.

Todos entran a vestidores, y nosotros que estábamos en palco, esperamos que los hinchas salgan poco a poco, para poder irnos.

— Nos vemos luego, cariño, cuídate mucho — me despido con dos besos de Romarey, y le sonrío — Me saludas a tu madre.

— Dale, yo la saludo de tu parte, Roma — pasan los niños por delante mío y también me despido — Adiós, cuídense — le agito la mano a los pequeños, y ellos hacen lo mismo. 

Espero un poco más de tiempo en la parte privada del estadio. Si me quedaba afuera, iba a armarse un quilombo por todas las personas que se abalanzaban por una foto. Jamás me negaba, pero a veces eran un poco impertinentes.

— ¿Espera a Pedri? — un señor vestido de traje negro me pregunta, y yo asiento — Él la está esperando en el estacionamiento, no permitieron que ingresen aquí.

— Ah, dale, gracias.

Salgo de allí y camino con destino a donde dejaban todos los coches. Me conocía este lugar al revés y derecho. Positivamente para mi, no habían fans ni hinchas ahí. Veo que está esperándome fuera del cupra, con el móvil en la mano.

Me acerco, y se da cuenta de mi presencia por el ruido que han hecho los tacos en el pavimento. Levanta la cabeza y me sonríe.

— Enhorabuena.

— No logré anotar — me dice algo decaído. En todo el partido intentó demasiado poder llegar al área, y lo lograba, pero no se definía el gol.

— Pero jugaste de puta madre, como en todos los partidos — me apoyo en su pecho, y ante eso, pasa sus manos por mi cintura — No tenes que anotar para ser un buen futbolista.

— Lo sé.

— Ya se te dará la oportunidad, y espero que me lo dediques — le digo, con gracia.