𝒞𝒶𝓇𝒹𝒾𝑔𝒶𝓃 ❗️Pedri González

O23 ━━━━ como antes

( 𝗰𝗮𝗽𝗶𝘁𝗼𝗹 𝘃𝗶𝗻𝘁-𝗶-𝘁𝗿𝗲𝘀)
capítulo veintitrés

Valentina

Cinnamon Girl suena por vigésima vez mientras sigo deshidratándome y probablemente averíe la laptop en cualquier momento por estar mojándola con mis lágrimas.

Había sido mala idea poner esa canción para avanzar con mis pendientes. Solo la escuchaba una y otra vez, una y otra vez, y lloraba con más intensidad conforme avanzaba la canción.

Hay cosas que quiero decirte
Pero solo te dejaré vivir

Ni siquiera podía concentrarme en lo que quería hacer. Había decidido mantenerme ocupada, para no morir de aburrimiento aquí hasta que el vuelo a Brasil salga. Para eso, quise comenzar a plantear y planificar lo que quería hacer en la organización que quería crear.

Tenía que tener la idea y luego iría poco a poco desarrollándola. Ya tenía el apoyo de mi papá y sabia que eso significaba tener el apoyo del mundo.

Pero igual, no lograba concentrarme. Porque aún después de días, todo lo que había en mi cabeza eran las últimas palabras de Pedri, y solo podía preguntarme si había cometido uno de los peores errores de mi vida.

— Tina, ¿estás llorando? — le pongo pausa a la canción, y me seco las lágrimas rapido, para levantar a mi hermanito y sentarlo sobre mis piernas — ¿Por que lloras?

— Vi algo en internet y ya.

— ¿Como los videos tristes de perritos con los que lloras siempre?

— Exacto — le digo, con una sonrisa.

— ¿Entonces no estás triste? — su preocupación me causa ternura. Le dejo un sonoro beso en su mejilla, y sonríe, provocando que sus hoyuelos se marquen.

— No, hermanito, no estoy triste.

Estaba ahogándome en tristeza.

Mientras seguíamos con la espera, le enseño a Tito lo que estaba haciendo. Él se mostró interesado, y aunque para su corta edad, no entendía nada, igual quería saber.

Al final termino prestándole la Mac, y yo me quedo mirando el Instagram en el móvil. Pero fue mala idea porque de inmediato me sale una publicación de Pedri. Habían ganado otro partido en la Eurocopa. Al igual que Argentina, iban muy bien en la competición.

Me moría por decirle, felicitaciones o bien hecho, buen jugado, que se yo. Lo había hecho en todo este tiempo, y ahora simplemente me daba temor entrar a nuestra conversación otra vez.

— Valen, ya tenemos que abordar.

Nos ponemos de pie, y arrastramos todas nuestras maletas hacia la zona de embarque. El avión desplaza las escaleras, las cuales tienen nuestros nombres escritos. Recuerdo aún lo emocionada que estuve cuando vi la sorpresa que nos dio mi papá.