𝒞𝒶𝓇𝒹𝒾𝑔𝒶𝓃 ❗️Pedri González

O12 ━━━━ la suerte

( 𝗰𝗮𝗽𝗶𝘁𝗼𝗹 𝗱𝗼𝘁𝘇𝗲 )
Capítulo doce

¿Alguien podría verse tan bien con el uniforme de fútbol? La respuesta era si. ¿Alguien podía verse tan bien con el sudor en todo el cuerpo? Si. ¿Podría alguien hipnotizarme tanto que tienen que moverme para reaccionar? Si.

— Valentina, ponete a la foto — la voz de mi mamá es la que me saca del trance. Y parece que recién me acuerdo que mi papá acaba de ganar la Copa del Rey.

Superaron por cuatro goles al Athletic. Dos de esos goles habían sido de mi papá y los grité como una loca. Ya hasta me dolía la garganta de lo mucho que había alentado.

Me apasionaba demasiado ver los partidos en los que jugaba mi papá y me ponía de nervios que haya una mínima posibilidad de que pierdan. Aunque él siempre me ha enseñado que no toda la vida se gana.

Y si que lo teníamos muy claro. Háblennos de finales perdidas...

— Si, ya voy.

Mamá nos sacó la foto a los cinco, y luego se puso ella. Elena, la esposa de Sergio, nos la sacó. Luego de eso, estuvieron un rato conversando sobre hacer una cena para celebrar la copa, o salir todos en pareja. Deje de escuchar cuando mencionaron "en pareja" porque era obvio que no me incumbía.

En vez de eso, me dediqué a cuidar a mis hermanos que se habían puesto a corretear por toda la cancha, jugando con los hijos de Jordi, de Sergio y de Gerard. Y como yo era la única persona adulta, pues me tocaba ver de todos estos pibes.

Aunque ponía todo mi esfuerzo en sólo mirar y ponerle atención a mis hermanos, los ojos se me iban y de rato en rato lo miraba. Obviamente que lo miraba. Después de lo que había sucedido ¿como no iba a hacerlo?

Estaba con su familia, supongo que eran sus padres porque se parecía bastante a ellos. Y también estaba el chico de la foto que vi en el apartamento. Su hermano.

Y entonces su mirada se cruza con la mía, y la aparto como si fuera a dejarme hecha piedra, pero parece que fue muy tarde. Finjo estar hablándole a Mateo para que parezca que estaba haciendo algo más en vez de acosarlo y tener pensamientos impuros.

Entonces miro una vez más, y maldigo cuando lo veo caminando hacia donde estaba yo.

Puta madre.

— Matu, Mateo, vení — lo llamo, él me mira mal pero se acerca — Tenes que fingir que estamos hablando normal ¿dale? Fingí. ¿Y estás feliz? — le sonrío, actuando lo mejor posible.