Capítulo XX III

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— ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah~! Slower...

— Grr, aún no es suficiente.

— P-Pero ¡Ah! Llevamos horas así — USA se queja entre gemidos, apenas siente sus piernas soportar su peso.

— Aún no hemos terminado — sentencia Rusia, arremetiendo con más fuerza contra las caderas apresadas en su agarre. El sonido parecido a un aplauso era lo que más se escucha ahora que el omega oculta su rostro en la almohada cerca de sí, completamente perdido en el placer al igual que su amante.

Llevaban un día completo ahí dentro, ronda tras ronda sin descanso hasta que el desmayo del menor daba por terminada la sesión, al menos por un rato hasta volver a lo anterior por culpa del calor del celo. La piel perlada por el sudor estaba repleto de marcas en ambos cuerpos, sea de rasguños, mordidas o chupones duraderos.

Siente llenar el condón mientras sigue dentro del Inglés, soltando su miembro para que pudiera correrse también, quien con un alarido ahogado de placer le sigue el orgasmo. Ambos estaban exhaustos, jadeos buscando oxígeno para sus pulmones mientras esperaban que el nudo bajara.

— S-Siento como si en verdad... te hubieras corrido dentro...

— No lo creo, pero si es así puedo darte el anticonceptivo de aquella vez.

— Idiota, ya fue... demasiado para mí... ¿puedes salir? Tu nudo ya bajó.

Con cuidado, termina la unión carnal dejando el condón usado junto a los otros. El omega se deja caer en las sábanas sucias, seguía temblando y le estaba costando volver a controlar sus feromonas, pero agradecía la protección que utilizó el ruso con él, su celo pudo calmarse considerablemente a las veces anteriores, ya no sentía dolor como en el principio ni tampoco las sofocantes olas de calor por su cuerpo, todo gracias a él. Sin embargo, su cuerpo le estaba pasando factura de otra forma, el dolor se hace presente en casi todo su cuerpo por las sesiones continuas, haciendo que soltara quejidos a momentos.

— ¿Cómo te sientes? — interroga preocupado el alfa, besando las marcas que le dejó en su espalda. Tampoco se podía decir que estaba completamente ileso, su espalda ardía por los rasguños de su amante como también algunas mordidas en su clavícula para amortiguar los gemidos, el sudor solo aumentaba el ardor pero lo ignoraba, su prioridad en esos momentos era el omega.

— Estoy... bien, o eso creo — duda a último momento cuando siente calentarse de nuevo, a un nivel mucho más bajo que las olas de calor que lo golpeaban durante el acto. Era una señal clara de que pudo calmar su celo, al menos por unas horas—. Yo... no me puedo mover.

— Ven, pon tus manos en mi cuello — sugiere el ruso al cargarlo de forma nupcial, siendo obedecido por el más bajo al instante. Lo lleva al baño para dejarlo en el lavamanos y preparar la tina.

Los recuerdos lo golpean una y otra vez en la mente del omega, no creía haber dicho un "creo" en su confesión cuando lo que sentía era tan obvio después de todo lo ocurrido.

《Debí verme patético, seguro usará eso en mi contra más adelante》 Piensa avergonzado y molesto consigo mismo, se sentía vulnerable pero no podía quejarse, el alfa puro lo trataba mejor que un rey en la cama y eso lo apreciaba.

No había notado cuánto tiempo estuvo pensando hasta que sintió las manos ajenas poner shampoo en su cabello, dándole un masaje. Se relaja sin querer, apoyando su espalda en el pecho del mayor, pero el movimiento le trae una punzada en su parte baja a lo que se queja en un segundo.

— ¿Fue demasiado?

— Tal vez... pero era mejor hacerlo así que escoger tu supresor de alfa, fue la forma más... coherente de calmar el celo. ¿Te digo algo? Siempre me desespero en estos días por el dolor, pero por esta vez ya no duele, así que te agradezco, no hay consecuencias que lamentar — USA intenta explicarse lentamente, eligiendo qué decir y qué no, escucha como su acompañante lavaba su espalda para después lavar la propia, se sentía en una burbuja del cual no quería salir.

Rusame [Mafia AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora