Capítulo 8

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De vuelta al "Pleasures Queen"

Eran las 10 de la noche cuando llegó al "Pleasures Queen". Ha tenido que pedirle ayuda a Jonás para que le den acceso al salón VIP. No quería hacerlo, puesto que su amigo es de esos que encuentra el chiste hasta en las desgracias, o más bien es de los que les gusta burlarse de todo y de todos, no importa el momento ni el lugar.

Por supuesto que John aceptó auxiliarlo, cualquier excusa le valía para safarse de la salida que habían inventado Logan y Natasha y a la que pretendían que él se uniera. La petición de Silver le había venido por tanto, como anillo al dedo. No obstante, no perdió oportunidad para molestar a su colega por el hecho de haber regresado tan pronto al club.

—Parece que te trataron muy bien la otra noche cuando decidiste volver—lo provocó mientras esperaban que le llegara su turno de subir a las habitaciones de los altos de la discoteca.

Silver prefirió no responderle y se concentró en la cerveza que se tomaba ahora para intentar calmar un poco sus nervios, pero el líquido amarillo, helado y amargo no estaba ayudando mucho, así que decidió prender un cigarro.

Cada bocanada de humo que liberaba, era un pensamiento negativo que trataba de expulsar de su cerebro.

«Y si no quiere verme, y si me trata mal, y si no me perdona, y si me pide que no vuelva»-pensar en ello lo estaba volviendo loco, incluso valoró la posibilidad de olvidarse de todo y salir corriendo de allí, pero algo lo mantenía pegado a la banca que ocupaba en la barra, una fuerza más poderosa que su voluntad que lo hacía mirar hacia la zona de la escalera constantemente, esperando el momento en que el guardia de seguridad, les avisaría que podían subir.

Silver aún no tenía claro qué era lo que lo incitaba a querer volver a ver a Júpiter. No sabía si era curiosidad, morbo, o si lo hacía por divertirse o si lo que esa mujer le despertaba era más que deseo. No entendía cómo era posible que él, que nunca en su vida había pagado por sexo, por considerarlo repulsivo, ahora se gastaba los ahorros de su trabajo veraniego en ir a un antro como aquel, a pagar por placer.

Pero lo que más lo cabreaba era la culpa.

Se sentía culpable por estar siendo tan hipócrita con Robin.

Por años la ha considerado de fácil naturaleza. Una chica que seguramente no haría a un hombre luchar por sus favores, y es probable que esa dócil forma de ser fuera la que la llevó a ser madre cuando aún era una niña. Eso pensaba él.

No sabía el por qué, pero la ha juzgado por ello siempre, como si le doliera que ella hubiera tenido las agallas para cometer semejante falta, para luego continuar con su vida como si nada, y después, tuviera el descaro de creerse una mujer sin manchas, por lo menos, a su modo de ver, así se comportaba.

Ya sabía que la muchacha no había cometido un delito, pero él venía de un hogar conservador, con unos padres prejuiciosos que lo habían educado así de bruto y primitivo. Era algo contra lo que no podía luchar, o al menos, hasta ahora, no había tenido motivos para hacerlo.

Quizá Júpiter le daría ese empunjoncito que necesitaba para cambiar su mentalidad, para enseñarlo a no condenar a los demás por su pasado y a interesarse mejor por cómo se comportaban en el presente. Sin embargo, aferrarse a eso no hacía que disminuyera esa sensación que le quemaba el pecho cada vez que le latía el corazón.

Se sentía un farsante, porque, cómo podía haber sido todo este tiempo tan arbitrario con Robin y ahora estar ahí, esperando, rogando porque una trabajadora sexual-que sabrá Dios cuál era el pasado que arrastraba, las faltas que la perseguían-, quisiera recibirle.

Aunque en su defensa pudiera plantear que su compañera de estudios se esforzaba por guardar sus trapos sucios bajo las telas de sus ropas excesivamente anchas y Júpiter...vaya, ella esconde su rostro tras un antifaz, precioso sí, pero al final sigue siendo una máscara, -¿para ocultar qué?-se preguntó, y casi enciende un segundo cigarrillo, pero la figura imponente del guarda, se le presentó en su campo visual y le hacía señas con la mano.

El secreto de sus juevesWhere stories live. Discover now