Capítulo 19

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Una prueba de fuego

Robin decidió que el número con el que participarían en el concurso iniciaría con un solo suyo de ballet. Nada del otro mundo, sería una muestra corta. Era lo más a lo que podía aspirar con sus poquísimos conocimientos, teniendo en cuenta además de que nunca más los había practicado.

Aun así estaba segura de que eso le daría un buen toque a su presentación.

A Silver le encantó la idea, de ahí que no pusiera reparos cuando ella le pidió que la dejara montar y ensayar la coreografía sola, al menos por un par de semanas, para sentirse más cómoda.

Fue la mejor estrategia que se le ocurrió para alejarlo, o más bien, para alejarse ella de él.

Desde que le había contado parte de lo ocurrido en su vida en la adolescencia, Silver se mostraba cada más atento, amable, preocupado e incluso hasta coqueteaba más con ella.

Eso la molestaba un poco.

Nunca había ambicionado su amor, —obviamente no quería su odio—, pero tampoco necesitaba su lástima y si eso era lo que ella había despertado en él aquella mañana, pues prefería que sus sentimientos permanecieran dormidos.

Esa semana tampoco pudieron tener mucho contacto en el aula gracias a la aparición de Natasha.

Ese sí que era un tema que estaba comenzando a preocuparla.

Naty estaba cambiada. Ya no parecía la misma muchacha alegre, bulliciosa y extrovertida a la que Robin estaba acostumbrada.

Cuando llegó, Robin la saludó efusivamente, como si en verdad llevara años sin verla y no solo unos días. Tanto así la había extrañado. Pero ella no respondió el saludo de la misma manera. Se mostró esquiva, y callada, muy callada.

Definitivamente algo andaba mal.

La gota rebozó la copa cuando, a la hora del almuerzo, la rubia no se sentó a compartir con la morena como siempre, sino que fue derecho a donde estaba Jonás, como si estuviera bajo un hechizo de control mental.

John era otro que se mostraba raro. Su pelea con Logan se había extendido y ya no sólo le había retirado la palabra a su compañero de clases, sino que tampoco le hablaba a Silver, y a ella, ni la miraba.

Tantos años de amistad estaban siendo aplastados por el egoísmo, el falso amor y la necesidad de amar y sentirse amado a cualquier costo.

****

Para el jueves ya tenía su trabajo en el club de vuelta. Un alivio saber que esta semana podría ingresar dinero a sus arcas, y también se sintió feliz con la idea de poder pasar algo de tiempo a solas con Silver.

Sí, ya sabía que había previsto lo de los ensayos en solitario para no tener que verlo, pero eso no quería decir que no lo extrañaba, que no quisiera tenerlo cerca. Definitivamente, en lo que a ese chico se refería, ella no terminaba de ponerse de acuerdo consigo misma.

Esperó con ansia casi infantil la llegada de la noche, y una vez allí, se trenzó el cabello y se cubrió de blanco, incluyendo su máscara.

Se atavió con un conjunto de lencería transparente que guardó muy bien bajo una bata de satín, tan extensa que acariciaba sus pasos y con unas mangas largas con adorno de plumas, que iban desde sus muñecas, hasta la punta de sus dedos.

Su primer cliente era un habitual que sólo venía a verla modelar en ropa interior. Un trabajo sencillo ese, pues el tío, no soportaba mucho tiempo el perfomance y salía siempre disparado del lugar. Por las prisas, seguramente iría derecho a masturbarse a costa de la imagen que ella le ofrecía.

El secreto de sus juevesWhere stories live. Discover now