Capítulo 52

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¡Ni se te ocurra!

Esa noche Silver llevaría a Robin a su casa a participar de la cena que había planeado su madre para despedir el año. Le costó Dios y ayuda convencerla, pues la morena estaba renuente a irrumpir en un momento familiar como seguramente lo había concebido Doña Silvia.

—Tú eres mi familia ahora, igual que ellos. Además, eres por mucho, lo mejor que me ha pasado en el año, y si algo tengo que ir a festejar, es gracias a ti, así que, si no vas a estar, yo tampoco iré—la amenazó, y ese fue argumento suficiente para hacerla cambiar de idea.

Sin embargo, antes de que llegara el momento de la cena, ambos tenían algo importante que hacer y no lo dejarían para el año siguiente, aun cuando solo faltaban horas para que llegara el nuevo año.

Por supuesto, su urgencia tenía que ver con Jonás y ese video que, según les había hecho saber Logan, se estaba regando como pólvora por todo el condado, despertando curiosidades, dudas, teorías y chismes de todo tipo entre quienes conocían a la pareja y en quienes no los conocían, también.

Silver fue a visitar a John en compañía del flaco, pero Robin sabía que no sería bienvenida por el rubio fortachón, no en esas circunstancias, además que era un momento de los chicos y ella no pintaba nada ahí; pero igualmente quería saber y no se esperaría hasta que su novio la pusiera al tanto del asunto, sin contar que corría el riesgo de ponerlo en una mala situación con sus amigos si le comentaba.

Así que corrió a lo de Naty. Ya era tiempo de que la rubia de ojos celestes, dejara los misterios y soltara la sopa sobre lo que sabía de Jonás.

Cuando llegó a casa de los Peter se encontró en un mundo de adornos y ambiente festivo que casi le impiden llegar hasta la terraza donde la dueña de la casa le indicó que encontraría a su amiga, que ya la esperaba y estaba al tanto de a lo que iba, pues se lo había hecho saber por chat.

Por eso cuando se encontraron, sin muchos preámbulos, Natasha le contó todo con pelos y señales:

—Todo lo que necesitas saber de mi ex, es que lo dejé porque comenzó a pedirme que le hiciera cosas que a mí me parecieron, y me parecen aún, un poco repugnantes—empezó diciendo la rubia.

—¿Qué cosas?—quiso saber la morena.

—A ver cómo te explico. Es que se descubrió, o mejor dicho, le descubrieron el punto P, ¿me entiendes?—inquirió Nat, pero advirtió que su casi hermana andaba más perdida en ese tema que piojo en peluca. —Tía que yo no estaba dispuesta a llevar una uña más corta que las demás, ¿ya me copias?—insistió.

—¿Y ahora qué tienen que ver las uñas en esto?, puedes hablar más claro por favor, que no me entero de nada—reclamó Ro.

—Madre mía, y después dicen que nosotras las rubias—le escuchó mascullar a su amiga. —Mujer que al Jonás en la cama le gusta que le hagan el tacto rectal y no precisamente para examinarle la próstata—certificó la de ojos azules.

A lo que Robin replicó con el mayor de los desenfados: —¿pero era eso?—acotó y se replegó en un sillón de la terraza visiblemente decepcionada.

—Ah porque no te asombra—se mostró preocupada la chica Peter.

—Ay Naty, en serio tú terminaste con Jonás por esa bobería. Tanto daño que te hizo por años y vienes a usar el sexo como excusa para safarte. Vaya, que a mí me parece bien que hayas logrado salir de esa relación tan tóxica que tenían y que ahora te vaya tan bien con Lo, pero no entiendo por qué lo condenaste por esa razón cuando debiste hacerlo antes por otras peores—le reclamó su compañera de estudios.

—No lo sé Ro, supongo que eres más liberal que yo. No me veía en esas funciones, me parece un gusto para nada normal—se explicó la futura terapeuta.

—¿Pero lo intentaste alguna vez?—indagó DeLuca, provocando que su amiga la mirara perpleja.

—Ni loca que estuviera. Qué asco—alegó la de pelo dorado torciendo la boca en un gesto macabro.

Robin estalló en una carcajada que debieron sentirla hasta los invitados de la familia que ya comenzaban a personarse en la mansión de los Peter.

—Amiga mía, dicen que en la guerra y en el amor todo se vale, pero a mí me gusta pensar que eso también aplica al sexo—dijo ya hablando en serio. —Yo creo que en la cama de dos personas que se aman, incluso si solo es atracción física, los tabúes, los prejuicios, el conservadurismo, son fronteras que limitan el terreno de juego y entonces jugar deja de ser divertido-externó.

—No lo merece, por como se ha portado conmigo, pero Jonás tiene todo mi respeto por atreverse a buscar lo que necesita, y también tiene mi apoyo; haya hecho lo que haya hecho con Marina, ella no tenía derecho a revelar de esa manera sus gustos en la intimidad—concluyó y fue a cerrarle la boca a Natasha, a quien se le había descompuesto la mandíbula mientras escuchaba a su casi hermana.

—Que guarra eres. Te desconozco—dijo la rubia virando los ojos y desatando una nueva oleada de risas en su compañera.

Un rato más tarde Silver le telefoneaba para avisarle que iba de camino a recogerla y que estaba llevando a Logan con él. Ambas se dispusieron entonces a esperar por sus chicos, no tanto por las ganas de verlos, sino por las ansias de enterarse qué tal había estado el encuentro con el chico Rigo.

Sin embargo, para su sorpresa, no hubo mucho que contar. Los muchachos se habían presentado en casa de su colega con toda la preocupación del mundo, pensando que debía estar pasando un terrible momento por como habían expuesto cosas tan personales de su vida.
Pero se quedaron atónitos con la reacción del rubio con cuerpo de súper modelo. Podría decirse que estaba feliz con la situación.

—Marina lo que menos se imagina es que más que molestarme o hacerme daño, lo que me ha hecho es un favor. Siento que he salido del closet—bromeó ante sus colegas.

Les comentó además que era algo de lo que no pensaba hablar con nadie, ni siquiera con ellos, por miedo a que fueran a rechazarlo por sus preferencias, pero que dadas las circunstancias, ya se sentía libre para compartir con ellos sus experiencias sobre el tema.

Incluso los convidó a indagar acerca del punto P masculino, una de las zonas erógenas más desconocidas e inexploradas por los hombres, cuando debería ser todo lo contrario.

—Se le conoce como la versión masculina del punto G y los orgasmos que se provocan cuando se estimula esta área son llamados orgasmos de la próstata, y son mucho más intensos que los comunes—les comentó John, demostrándoles que verdaderamente había investigado sobre el tema, tanto en la teoría como en la práctica. —Se los digo por experiencia—recalcó.

Con lo que respecta a Marina no pudieron averiguar mucho, puesto que el rubio solo se limitó a confirmarles que era cierto eso de que la había engañado con otra, y con la mayor naturalidad del mundo se vanaglorió de ser un hombre nuevamente soltero.

En resumen, el grueso de su encuentro con Jonás, a quien además le valía madre lo que pensarían en lo adelante la gente que había visto el video, se basó en los intentos del futuro magnate automotriz de convencer a sus amigos para que le agregaran algo de sabor a su, según él, sosa vida sexual.

Por supuesto, de los dos, Logan fue quien más interesado se mostró y hasta había buscado ya información en Internet que se aprestó enseguida a compartir con su novia y sus amigos.

—Escuchen esto: «Además de conseguir poderosos e intensos orgasmos y un gran placer, el masaje regular de la próstata reduce el riesgo de: prostatitis, cáncer de próstata, dolor genital y mejora los síntomas de la disfunción eréctil y la micción nocturna frecuente»—leyó muy emocionado el larguirucho, despertando el interés de Robin.

Pero tanto Silver como Natasha le echaron un chorro de agua fría, a presión, a los deseos de innovar de sus respectivas parejas.

—Ni se te ocurra—dijeron a coro.

El secreto de sus juevesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora