Capítulo 26

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Entre besos y lecciones

El impresentable ya avisó que iba saliendo de su casa y en vista de que no vive tan lejos, debe llegar en cualquier momento. Ivanna se ha llevado al niño temprano a la escuela y luego, como cada mañana de lunes a sábado, a seguido rumbo a su trabajo, una textilería local.

Robin aprovecha los minutos que le quedan para continuar retocándose, no es que le importe, pero tampoco quiere verse como un mono de feria.
Y ahí está mintiéndose otra vez. Que no le importa dice. No lo ha visto, pero su yo interior le ha revirado los ojos en señal de desacuerdo.

Se mira por enésima vez al espejo. Un poco que le agrada la imagen que ve reflejada en el gran círculo de cristal que permanece suspendido en una de las paredes laterales de aquella habitación enorme que la señora Larry le preparó al mudarse.

Ha elegido un vestido largo hasta los tobillos-para variar-de color azul intenso. Tiene estilo de camisero, con cuello y mangas largas que ella ha preferido recoger a nivel del codo y lo adorna una larga fila de botones por la parte frontal, la cual está abrochando cuando siente que llaman a la puerta.

Su cuarto queda en el primer nivel de la casa, así que en dos pasos ha llegado hasta la entrada principal. Inahala y exhala dos veces antes de decidirse a abrir y cuando finalmente lo hace, choca con la imagen de un Silver que lleva jeans ajustados y desgarrados en las rodillas, una remera blanca bastante larga, su habitual cazadora negra y unas gafas de sol.

Su estómago no ha soportado el impacto y ha vuelto a desaparecer.

Lo invita a pasar con timidez pero él no se mueve de su sitio. Se descorre los espejuelos y la mira de arriba a abajo cual si fuera un escáner y detiene el escrutinio cuando posa los ojos en sus piernas.

-Tú recibes así a todas tus visitas o es un detalle que querías tener conmigo-le dice todavía descansando el hombro en el marco de la puerta.

Robin se busca por todos lados la anomalía y la encuentra al mirar hacia el suelo. La botonera de su vestido solo está abrochada hasta el inicio de sus muslos y el abierto deja ver más de lo que está permitido.

Al darse cuenta se vira de espaldas al visitante y comienza una apresurada carrera por cerrar la abertura.

-Si quieres te ayudo. Soy bueno con los botones-sonríe y ahora sí que se decide a pasar.

Robin termina de arreglarse y se da la vuelta para encararlo.

-Disculpa, me vestí con prisa y no me he dado cuenta de que...

Silver le sella los labios con su índice.
-No te disculpes. Ha sido un regalo-le dice sin apartar la vista de su boca y a Robin le ha quedado clara la indirecta, por eso disimula y lo convida al salón. Ni muerta lo dejará que pase a su habitación.

Una vez acomodados sobre el sofá, comienzan a trabajar en la laptop que él ha traído, pues la chica le advirtió que no contaba con un aparato de esos en casa.

Ven más de 10 videos, uno tras otro, pero a la morena no le acaba de convencer la idea de su compañero de baile.

-Es que no sé qué le ves. Me parecen movimientos muy complicados para nosotros. Eso es para profesionales, vamos a hacer el rídiculo, ya verás-le reclama la chica al tiempo que deja caer la espalda sobre los cojines, presta a rendirse y dejarse llevar por lo que sea que quiera hacer Silver con relación a ese tema.

-Ya te expliqué. Será cosa simple, solo tomaremos algunos pocos pasos de los que hemos visto hasta ahora. Mira, te muestro-diciendo esto la tomó del brazo, la alzó, la atrapó por la cintura y la llevó a un espacio del salón.

-Sería algo así-se pone en posición y procede a hacer la demostración. -No hay que pegar las mejillas como en el tango original, podemos vernos de frente todo el tiempo y sin abandonar este pequeño espacio-dibujó con el pie un cuadrado en el piso. -Y entonces, paso adelante, paso atrás, haces un círculo con la pierna en el sentido del reloj, yo te secundo; luego una caminata de ida, gancho-la hace girar en el aire cargándola en peso-y caminata de regreso. Unas pocas figuras que hagas con la falda, te abrazo, te quiebro hacia atrás y listo.
Ella se deja llevar. En definitiva de esto se trata este baile, de ceder el control, de dejarse dirigir y seducir mientras te seducen.

-Lo único que no podremos cumplir el objetivo principal de esta danza-dijo él, todavía sin despegarse de ella.

-Cuál sería ese objetivo-preguntó la chica.

Silver la acercó aún más y como en el tango, casi se funden en los brazos del otro.

-Enamorarnos-hace una pausa con toda intención de estudiar el efecto que ha tenido en ella esa declaración. -Dicen-prosigue- que el tango es un romance de solo tres minutos, pero no creo que tengamos tanto tiempo-se mordió la esquina del labio inferior y Robin sintió que se deshacía.

-Como si tú quisieras enamorarte de mí-le contestó en tanto abandonaba el abrazo para dirigirse a la cocina, so pretexto de preparar café.

-No he dicho nunca que no quiera hacerlo-replicó él siguiéndola por el lugar.

-Hay cosas que no hace falta que sean dichas con palabras, Silver, las acciones hablan.

Un silencio espeso inundó la habitación y segundos después, los pasos de Silver lo hacían pedazos.

Cuando Ro se dio cuenta del vendaval que se le venía encima, ya era demasiado tarde para buscar refugio.

La acorraló contra la encimera, le tomó la cara con las manos y la besó. La besó con la fuerza de quien desea de verdad, pero con la ternura de quien espera que lo besen con la misma necesidad.

Cuando se separa de su boca la encuentra con los ojos cerrados aún y disfruta de la hermosa imagen que le representa verla así, tan entregada, como si fuera suya.

Pero la maravilla del momento fue rota por una Robin que de repente, parecía arrepentida.

-¿Por qué hiciste eso?-se cruzó de brazos frente a él en espera de una explicación.

-Tenía ganas. Me moría por probar esa boca. Además, me acabas de decir que lo que importa son las acciones, no las palabras, pues bien, decidí actuar.

-Bien, espero que la obra de teatro sea de una sola puesta en escena porque como haya reposición, te juro que...

Volvió a besarla.

-Para ser una tía que cree más en las acciones que en los discursos, hablas demasiado-le susurró y alargó el beso.

Lo frenaba solo para dejarle una pequeña mordida justo al centro de su labio inferior, pero enseguida volvía a por más, como si temiera que fuera esta la última vez.

Ninguno de los dos quería detenerse ya, y cada vez era más evidente que aquellos besos le estaban siendo insuficientes.

Las manos fueron las primeras en atreverse a más. Comenzaron a explorarse con timidez por encima de las telas y justo cuando Silver se había decidido a demostrar, con hechos, que tan bueno era con los botones, el teléfono de la casa empezó a sonar desesperadamente.

El timbre los hizo volver a la realidad de la que se habían marchado cuando sus labios descubrieron que eran compatibles.

Robin descolgó el aparato casi con fastidio pero la decepción de su rostro pronto se volvió preocupación y segundos más tarde, desespero.

-¿Qué ha pasado?-le preguntó él al verla buscar cómo una demente su bolso y salir a por él auto más nerviosa aún.

-Es Tadeo, han llamado de la escuela que dicen que ha tenido un accidente-las lágrimas comenzaban a quebrarle la voz.

Silver le arrebató las llaves de las manos.

-No pienso dejar que manejes en ese estado. Venga, sube que te llevo. Y no te estoy preguntando-se adelantó a advertirle en cuanto le adivinó las intenciones de querer replicar.

A la morena no se le escuchó emitir sonido alguno. Ocupó el asiento del copiloto y emprendieron la marcha.

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A mi querida @CrstaldelunaSA, porque sé que este es el mejor regalo de cumple que puedo hacerle. Felicidades bonita, que sigas así de linda persona y talentosa escritora. ¡¡¡Que lo disfrutes!!!

El secreto de sus juevesWhere stories live. Discover now