Capítulo 10

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La luna sigue en su sitio, pero...

El Tornado de dos patas, mejor dicho, ruedas, se detuvo delante del complejo de apartamentos donde residía Robin.

—Gracias por traerme—le dijo mientras le devolvía el casco.

—Cumplía órdenes, ¿recuerdas?—replicó él esbozando una leve sonrisa.

—No sabía que fueras tan obediente—lo provocó.

—Hay muchas cosas que no sabes sobre mí—dijo Silver fingiéndose entretenido colocando el casco en su lugar.

Estaba siendo sincero. Silver era de los que se encerraba en sí mismo y pocas veces se mostraba ante los demás como realmente era, solo ante quien confiaba de veras, como Logan, y ahí terminaba su lista. Era la estrategia que seguía para mantener el control.

Nadie podía saber que solo fumaba cuando estaba verdaderamente nervioso, no por considerarlo un hábito placentero o por hacerse el tío duro; muchos menos podían enterarse que era un romántico incorregible, de los que lloran con los finales felices de las pelis; o que sentía debilidad por los animales afectivos, aunque en su casa estaban prohibidas las mascotas; o que le gustaba bailar y sabía hacerlo muy bien.

Esos detalles, para él, era mejor no mantenerlos a la vista. Prefería que todos se hicieran una idea equivocada de él pero que lo respetaran por ello, antes que tener que soportar el rechazo de una sociedad que aún hoy, le cuesta aceptar a los que se salen del molde, y él bastante tenía ya con las recriminaciones de su padre.

—De ti yo solamente conozco lo que me muestras y la verdad es que conozco muy poco y en su mayoría no son cosas muy buenas—le recordó la chica.

—Te gustaría que te dejera ver otras, las mejores—la incitó él y procedió, sin poder contenerse, a limpiar con su pulgar una mancha algo colorida y brillosa que le vio a su pasajera nocturna en uno de sus párpados.

Qué raro. Robin con maquillaje. Naaa, no podía ser posible. El día que esta mujer se maquille le dedican la portada del periódico principal de la ciudad—pensó él mientras esperaba que le rebatiera su última provocación.

Pero ella estaba lejos de querer meterse en esa balacera.

—Sabes que tu amigo Logan está enamorado de mi amiga ¿verdad?—replicó contra todo pronóstico. Silver se esperó cualquier cosa menos este giro tan drástico en su plática.
Pero no le quedó otra que seguir el hilo del nuevo tema de diálogo.

—Sí, lo sé claro. Además, creo que eso es un secreto a voces. Quien único no parece enterarse de nada es Natasha, porque hasta Jonás a veces creo que sospecha algo, solo que no le importa—dijo cruzándose de brazos.

—Y qué crees del asunto—inquirió ella.

—Mira, yo sé que se ve mal eso de que un hombre sienta cosas por la novia de uno de sus amigos, pero el sentido común no manda en los asuntos del corazón. No creo que a él se le deba condenar por eso. Solo quiero que sea feliz y sé que Naty le haría bien en ese sentido.

—A mí también me encantaría verlos juntos. Ella se merece alguien mejor en su vida. —Oye y si los ayudamos un poco—propuso con entusiasmo.

—De celestino ¿yo? No que va, no me veo en ese plan, además, sería como elegir un amigo por encima del otro y eso no está bien—dijo moviéndo la cabeza en negación.

—Es cierto, tienes razón—expresó la morena con menos ánimos, pero su cara de desaliento la cambió inmediatamente por una expresión de extrañeza cuando vio a Silver mirando con insistencia hacia arriba y hacia abajo. No entendía nada.

El secreto de sus juevesWhere stories live. Discover now