Reunión

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Ichimatsu tuvo una charla con el menor de sus hermanos el mismo día que Osomatsu despertó. Hablaron de sus hermanos, de la relación de Jimmy y él, y terminaron hablando sobre la mudanza de Todomatsu con su novio.
Ya habían pasado más de un mes desde que vivían juntos, todo parecía de ensueño. Todomatsu era felíz, Jimmy lo hacía felíz, nada o nadie podría arruinar su vida juntos.

Ahora se encontraba en el supermercado, comprando algunos víveres que hacían falta en su nuevo hogar. Entonces una llamada interrumpió su paseo por la zona de vegetales.

—¿Hola? —respondió sin prestar atención al contacto que apareció en su pantalla.

Todomatsu, ha pasado un tiempo —escuchó hablar a Karamatsu detrás de la línea—. Tenemos que hablar.

Casi soltó su teléfono cuando escuchó que Ichimatsu estuvo en el hospital.

[ . . . ]

Ichimatsu se sorprendió de ver a Inoue en el lugar, sentada en una esquina con los brazos cruzados y los ojos cerrados. Evidentemente, había pasado un tiempo considerable en su habitación, pues ya estaba atardeciendo cuando se dió cuenta dónde estaba. No se sorprendió cuando ella se despertó y junto al doctor, le explicaron que había sufrido un ataque de pánico, que terminó empeorando y desencadenando a una crisis asmática.
Ya comenzaba sospecharlo desde que despertó, pero escucharlo de un doctor lo hacía sentir vulnerable.

Inoue no lo cuestionó en el momento que despertó, ni siquiera cuando le dieron el alta o lo dejaron irse del hospital. Así que comenzaba a inquietarse ante su actitud preocupada.

—¿Y? —preguntó de repente— ¿No vas a decir nada?

Bushida lo miró pensativa, pero cambió su expresión en un instante.

—¿Esperas que te reprima? —dijo alborotando su cabello—. Que hayas fallado solo significa que tu trato conmigo no ha terminado.

Ichimatsu mordió su labio con frustración. No sabía que hacer, que Jyushimatsu estuviera involucrado cambiaba completamente la situación. Definitivamente ella no lo dejaría ir si estaba bajo el mando directo de ellos, pero si no seguía con el trato ella no tardaría en darse cuenta que Jyushimatsu ya no era solo un bandido que participaba en peleas ilegales. Cualquier camino iba a dar con el mismo resultado. ¿Lo que hacía era lo correcto? ¿Qué debía hacer? No lo tenía claro. Y no tenía nadie a quien recurrir.

Ella lo observó pensativo, sabía que algo estaba ocultando, y si no lo soltaba, ella haría que lo haga.

Pero cuando estaba a punto de hablar, otra persona apareció y la interrumpió.

—¡Ichimatsu-niisan! —gritó un Todomatsu muy preocupado, llegando a abrazar a su hermano—. Karamatsu-niisan me dijo que estabas en el hospital ¿Qué sucedio? ¿Ya te dieron el alta?

—Oh... Estoy bien. Solo fue un problema con el asma —respondió correspondiendo el abrazo.

—¿En serio? Que suerte que no fue nada grave —expresó con alivio, palomeando suavemente su hombro—. ¿Y ella es...?

—Bushida Inoue, encantada —se presentó extendiendo su mano, Todomatsu la tomó, pensando en dónde la había visto antes.

Entonces, recordó el arresto de Jyushimatsu.
Todomatsu, sin ningún aviso arrastró a Ichi un par de metros de ella y le dió la espalda para comenzar a susurrar.

—Ichimatsu-niisan ¿Qué haces con la mujer que arrestó a Jyushimatsu-niisan? —susurró confundido—. Acaso ¿Tienes esa clase de fetiches?

—¿Qué? No, no, no. Estás confundiendo las cosas —negó con la cabeza repetidamente, incómodo con la extraña conclusión a la que llegó—. Es una larga historia, ¿Qué hablaste con Karamatsu?

Hitsuyō - Osomatsu-sanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora