Debilidad

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Ichimatsu limpió su rostro con vergüenza. Nunca le había gustado llorar y mucho menos en frente de alguien como Karamatsu. Agradece que en ese momento el celular de Karamatsu sonó, desviando su atención.

—¿Sí? —Karamatsu atendió rápidamente, su expresión relajada se transformó al cabo de unos segundos—. Estaré ahí en dos minutos.

Colgó y miró con preocupación a Ichimatsu, él notó en su mirada que quería decirle algo.

—Suéltalo. —soltó un suspiro y se levantó del columpio.

—Han... Secuestrado a Todomatsu. —Karamatsu dudó un momento antes de darle la noticia, pero Ichimatsu reaccionó de forma más tranquila de lo que esperaba.

—¿Sabes dónde está?

—Sí.

—Entonces ¿Qué estamos esperando?

Karamatsu sonrió, se levantó del columpio y asintió. Hizo un gesto para que Ichimatsu lo siguiera y así lo hizo.
No muy lejos estaba un lujoso auto azul oscuro, Karamatsu entró en el asiento del conductor e Ichimatsu observó como la puerta se abría automáticamente en espera de su entrada. No podía creerlo, pero prefirió tragarse sus palabras, o insultos y se metió en el automóvil.

Karamatsu arrancó el motor y se estremeció al escuchar su suave rugido, estaba a punto de alardear, pero a través del espejo pudo ver una figura por detrás. Fue solo un momento pero logró ver cómo cruzaba la parte de atrás del auto. Un acosador o quizás un enemigo los estaba acechando. Él no necesitaba protección, él mismo podría ser capaz de hacerle frente y estuvo por salir del auto, pero el suspiro de Ichimatsu le recordó de su presencia. Él no era alguien indefenso, pero ¿Ichimatsu lo era? Mordió su labio con pensamientos conflictivos, pero no tardó en tomar una decisión.

—Ponte el cinturón —advirtió Karamatsu mientras él se colocaba el cinturón de seguridad—. Nos van a perseguir.

Ichimatsu iba a preguntar, pero Karamatsu aceleró con fuerza y lo obligó a callarse si quería mantener su lengua intacta.

Su semblante confiado era diferente, más serio, más enojado. Era de noche y la calle estaba vacía, por lo que no fué difícil darse cuenta de que un auto desconocido los seguía.
Una carrera de velocidad comenzó, para el lujoso automóvil de Karamatsu no fue difícil tomar la delantera, él sonrió de lado con confianza hasta que su espejo derecho voló a pedazos.

Karamatsu miró por el retrovisor furioso, su pie se hundió en el pedal y el motor rugió con más fuerza.

—¡Nos vas a matar! —Gritó Ichimatsu aferrándose al asiento.

—¡Este tipo está loco! Está disparando mientras conduce —Karamatsu decidió tomar una repentina vuelta. Hizo una maniobra con el freno y la palanca de cambios y logró dejarlo aún más atrás con facilidad—. Aficionado —Dijo soltando un suspiro.

La tranquilidad no duró más de dos minutos cuando el mismo auto se estrelló contra el suyo. Tomó un atajo para alcanzarlos.

El auto desconocido estaba lo suficientemente cerca para Karamatsu ser capaz de ver el rostro de su acosador. Su cara palideció un momento, su porte confiado se volvió débil por más de un segundo, lo que provocó que el repentino ataque pudiera lograr su objetivo y los desvió del camino.

Se estrelló contra un poste eléctrico, las bolsas de aire salieron expulsadas y ambos aterrizaron sobre ellas. El impacto fué lo suficientemente fuerte para arrebatarles la conciencia a ambos de forma súbita.

[ . . . ]

Sus piernas dudaron cuando caminó lentamente al lujoso automóvil estrellado. Su corazón latía con fuerza y sus dedos luchaban por mantener el arma en sus manos. No había vuelta atrás, lo tenía en frente suyo, podía culminar con una parte de su venganza en ese mismo instante.

Hitsuyō - Osomatsu-sanWhere stories live. Discover now