Cumpleaños

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La mañana nuevamente se alzaba y el sol iluminaba las calles, anunciando su llegada. Pálidos rayos de luz pasaban por los estrechos espacios entre las cortinas que cubrían las ventanas de la habitación, alumbrando levemente el estrecho lugar.
El primero en abrir sus ojos fue el desaliñado Ichimatsu, algo irritado al darse cuenta que era un nuevo día y que desgraciadamente, tenía que levantarse. Con un bostezo se levantó del futón, moviendo ligeramente a Todomatsu, quien dormía plácidamente a un lado suyo, el menor soltó un gruñido cuando el ligero movimiento logro el objetivo de despertarlo.

—Buenos días.—saludó su hermano quien frotaba con delicadeza su ojo derecho.

—Buenos días—devolvió el saludo, dirigiendo su mirada a su otro hermano al lado contrario del futón—. Jyushimatsu, despierta—lo llamó—, tenemos que desayunar.

—Jyushimatsu. —Todomatsu se unió para despertarlo, sacudiendo a su hermano.

—Nhg... —gimió mientras movía su cabeza en su dirección, sin ningún indicio que querer levantarse.

—Vamos. —mandó el mayor, levantándose completamente del futón para luego dirigirse al baño.

Cepillo rápidamente sus dientes, escupiendo en el lavamanos, limpiándose con el enjuague bucal y volviendo a escupir. Cuando salió del baño, observo como Todomatsu peleaba por levantar a su hermano, jalando su brazo. Suspiró internamente mientras se acercaba y se unía a su hermano menor, logrando su objetivo cuando Jyushimatsu se vio obligado a acompañar a sus hermanos. Ya cambiados y aseados, recogieron el futón y lo guardaron, listos para comenzar un nuevo día. Bajaron al primer piso en completo silencio, asegurándose de que él no estuviera cerca. Cuando lo confirmaron, el miedo creciente en su pecho se esfumó de repente, y suspiraron de alivio, entraron con libertad a la cocina y buscaron la leche y el cereal para su desayuno.

La mañana y tarde pasaron llegando a la noche rápidamente, era fin de semana y no tenían colegio además de que su padre no estaba en casa, así que aprovecharon y se quedaron en su habitación descansando de hacer nada mientras pasaban el tiempo jugando o hablando sin más.

—¡Oh!—exclamó el más pequeño de los tres—Hoy es 24.

—¿Hm? ¿Y eso qué? —preguntó Ichimatsu.

—¡Es nuestro cumpleaños!—contestó Jyushimatsu.

Ichimatsu, sorprendido, abrió ligeramente la boca y observo la tierna sonrisa de sus hermanos, provocando que él también sonriera.

—Feliz cumpleaños Todomatsu, Jyushimatsu. —felicitó el mayor levantándose y extendiendo sus brazos.

—¡Feliz cumpleaños, Ichimatsu-niisan!—gritaron ambos hermanos llamándole de forma cariñosa, lanzándose a abrazar a Ichi, derrumbándolo al suelo

Las risas inundaron el lugar, mientras sonreían y hacían bromas al respecto. Habían cumplido doce años, no era nada importante pero al menos eso les dio una excusa para divertirse sin sentido y olvidarse del dolor que vivieron hasta ese momento.
Cuando se calmaron comenzaron a pensar que harían para festejarlo, obviamente no contarían con el apoyo de su padre, así que decidieron que lo harían por su cuenta.

—¿Hacemos un pastel?—sugirió Todomatsu.

—Hmm... —los tres llevaron sus manos a sus mentones, pensativos—¿Cómo lo hacemos?—preguntó dudoso Jyushimatsu.

—No se cómo se hace un pastel.—dijo Ichimatsu, descartando la idea del pastel.

—¿Alguna otra idea?—preguntó el menor.

Todos guardaron silencio, no sabían que se hacía en un cumpleaños.

Suspiraron al mismo tiempo y su ceño se volvió un poco decaído.

Hitsuyō - Osomatsu-sanWhere stories live. Discover now