Asesino

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Las grandes nubes cubrían el cielo, dejando caer sus lágrimas en el lugar donde tres pequeños niños lloraban. El hermano mayor miraba el cuerpo del más pequeño reposado en la cama, cubierto por una simple manta, mientras sudaba y temblaba luchando por respirar. Haru sujetaba la mano  de Choromatsu, siendo testigo de la gran cantidad de calor que emanaba su cuerpo. Su semblante decaído era algo raro de ver, ya que su sonrisa era normalmente garantizada por los trillizos, aunque ahora su radiante sonrisa se ocultaba bajo sus lindos labios formando una línea sin expresión. A su lado, Karamatsu mantenía su mirada concentrada en un punto indefinido, perdido en su mundo, ignorante a los silenciosos sollozos del castaño. ¿Cómo había sucedido esto? Eran preguntas que se cruzaban por sus cabezas en ese momento, simplemente no lo entendían, hace unos días habían amanecido juntos, listos para llevar a cabo su rutina diaria, hasta que inesperadamente Choromatsu colapsó en fiebre.

¿Qué hay que hacer?¿Lo único que podían hacer por su hermano era mirar?¿No había nada

Osomatsu no lo aceptaba. 

No aceptaría que su hermano se fuera, no iba a dejarlo ir. Él lo necesitaba.

De repente, salió corriendo del lugar, ganándose un grito de preocupación de su otro hermano. Osomatsu corrió por las calles del pueblo de comúnmente recorría con sus hermanos, siguió sin mirar exactamente por donde iba, hasta que chocó con un hombre derribando ambos al suelo.

—¡Jefe!—gritó otro hombre estaba a su lado—. Tú... Mocoso.

—Uy...—chilló él al  borde de las lagrimas.

—Estoy bien—aclaró levantando una mano en señal de que se calmara, haciendo caso inmediato—. Deberías tener cuidado por donde vas, niño.

—...Hm...—Osomatsu se atragantó con sus propias palabras, provocando que solo un gemido sin forma saliera de su garganta.

—¿Eh? ¿Osomatsu-kun?—el hombre, al reconocer al menor se levantó al instante y se acercó a este, quien se negaba a llorar—. ¿Por qué lloras? ¿Te lastimaste?

—...Tougou-san...—sollozo el pequeño.

De repente, una idea floreció en su cabeza cuando observo el rostro preocupado del adulto, con quién ya había compartido varios minutos de charla. Aquel que le regaló esa vieja cámara cuando la vio por curiosidad.

—Usted... ¡Adopté a mi hermano, porfavor!

—¿Qué?

—Es un buen niño, ¡él es inteligente! Solo... Solo está enfermo ¡Pero- —antes de que pudiera terminar, Tougou lo sujeto con sus brazos.

—Tranquilízate Osomatsu-kun—ordenó con voz autoritaria—, vamos, levántate y háblame claro.

Osomatsu quedo un poco aturdido, sin embargo se levanto junto con el hombre, quien lo sostuvo con delicadeza y lo guio a su automóvil, un carro negro con ventanas polarizadas, no podía ver nada desde fuera. Cuando llegaron a este, Tougou lo invito a entrar y el menor obedeció sintiendo el cómodo sillón obscuro se sentía agradable al tacto, escucho como el adulto entraba del otro lado, sentándose a su lado en silencio y con su característica sonrisa amable.

—¿Ya te calmaste?

—Si...—respondió jugando con sus dedos.

—Explícame que sucede, ¿si?—pidió sin forzarlo.

—Es Choromatsu—comenzó—. Hace días que esta enfermo, el doctor vino a verlo y las medicinas que solicitó son muy caras... Desdé entonces no para de toser y... No puede respirar bien.—explicó.

Hitsuyō - Osomatsu-sanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora