RECUERDO. | JULIAN ÁLVAREZ, ENZO FERNÁNDEZ.

004.

Octubre, 2024.

—Me enamoré de tus besos... —Canté en voz baja mientras caminaba por la cocina buscando los ingredientes para preparar el desayuno. — De la manera en la que lento me bailabas congelándome el tiempo... —Tarareé al ritmo de Tú y Yo de MYA, poniéndome de puntitas para alcanzar la harina que se encontraba en un estante.

—Desde ese noche que te conocí, yo cada día más te pienso... —Mi piel se erizó al sentir unas manos en mi cintura y al escuchar la voz recién despierta del intérprete de la canción en mi oído, mi novio. —Y hoy voy a verte de nuevo... —Sonreí ante aquello y vi como bajó el paquete de harina sin problemas.

—Gracias. —Me giré sonriente, encontrándome con su cabello desordenado, en cuero y con esa sonrisa que mataría a cualquiera. Yo también estaba por morirme ahí mismo.

—¿Qué hace' cocinando ahora? —Preguntó con esa voz ronca, una pequeña risa ante la hora y ese acento cordobés que tanto me derretía.

—No podía dormir y quería preparar algo para tomar con tus mates. —Le sonreí inocentemente.

—Sí, con mis mates, culia'. —Negó, alejandose para ir buscando la yerba y las cosas para empezar preparando. —Tre' kilos de azúcar le poné'.

—Pero amargos saben feos. —Arrugué mi nariz mientras buscaba un recipiente para empezar a preparar los panqueques. Agustín paró sus movimientos solo para verme con una ceja alzada, indignado ante mi comentario. —Los tuyos zafan. —La intenté arreglar, casi riendo.

—Ya va' a ver vo'. —Amenazó con ese tonito provocante que me generaba cosas. —Yo caí re muerto anoche, ¿Por qué no me avisaste que no podías dormir? —Preguntó recriminandome, mientras apagaba la pava que había puesto antes.

—No te quería molestar, caíste mal anoche. —Reí recordando como de un momento a otro Agustín ya no se encontraba despierto, si algo en lo que eramos iguales era probablemente en lo mucho que dormíamos.

—Como siempre. —Lo reconoció, acercándose a mi tomando su primer mate y el termo en la mano. Yo empecé a preparar los panqueques. —¿Qué tanto pensaba'? —Preguntó, recostandose en el mesón para observarme.

—No sé, mi hermano me dejó un mensaje y lo vi a eso de la una, viste que allá es mas temprano. —Asintió escuchándome atento. —Bueno, me dijo que los chicos habían conseguido pasajes para los primeros días de noviembre. —Giré el panqueque al ver las burbujas aparecer. —Así que, me quedé pensando en que no falta casi nada para que estén acá y no sé ni como voy a reaccionar yo ni como van a reaccionar ellos. —Suspiré, encogiendome de hombros. Tenía días dando vueltas en lo mismo sin poder dejar de pensarlo.