RECUERDO. | JULIAN ÁLVAREZ, ENZO FERNÁNDEZ.

024.

"Ignórame to' lo que quiera', no me duele. Me viste con otro y se invirtieron los papele'. "

°°°

2 de Diciembre, 2022.
Doha, Qatar.

Desperté ante los repentinos besos en mi rostro, los cuales me sacaron una sonrisa de inmediato al saber de quién provenían.

—Enzo... —Murmuré, abriendo mis ojos lentamente.

—Buenos días, amor. —Susurró, deteniéndose en mis labios para besarlos brevemente. Sonreí.

—¿Qué hora es? —Pregunté, cerrando mis ojos nuevamente al sentir el cansancio apoderarse de mi cuerpo repentinamente.

—Las seis. —Fruncí el ceño al escucharlo.

Si bien habíamos llegado a mi pieza a eso de las dos de la mañana, nos habíamos dormido a las cuatro en lo que decidimos terminar la botella de champán antes de dormir. ¿Qué hacia despertándome tan temprano?

—Tengo que volver a la pieza a bañarme porque a las ocho tengo entrenamiento. —Explicó ante mi confusión, haciéndome soltar un gemido de queja.

—Es verdad. —Suspiré, abriendo nuevamente mis ojos. —Perdón por hacerte trasnochar. —Me disculpé, sintiendo sus caricias en mi cintura provocando cosas en mi interior.

—Yo feli' si es pasándola contigo. —Besó mi cabeza antes de levantarse, con su mirada fija en mí.

Lo vi reír antes de tomar su celular y apuntarlo hacía a mi, haciéndome sonreír y esconder mi rostro en lo que entendí sus intenciones.

—Daaa, dejame sacarte una foto. —Se quejó, puchereando como el nene berrinchudo que podía ser.

—No, estoy horrible. —Me quejé de igual manera, renegando.

—Estás hermosa, Mar, dale. —Reí levemente y negué, antes de rendirme.

Giré mi rostro hacia él, sonriendo inconscientemente al ver su sonrisa victoriosa al haberme ganado. No podía ser más lindo.

—Bueeeeno, taza taza... —Tomó sus cosas.

—Vení a darme un beso, maleducado. —Lo cargué, viendo como soltaba una risa y se acercaba a besar mis labios una vez más.

Uní nuestras frentes y acariciando sus mejillas, besé sus labios una vez más.

—Suerte. —Murmuré, viendo como se alejaba con una gran sonrisa.

—Después decís que no estás hasta las manos. —Se burló, haciéndome tomar una almohada y lanzarla en su dirección.

—Pero tomatela. —Rodé mis ojos.

Me lanzó un beso antes de salir y dirigirse a su pieza. No pude evitar dejar salir una sonrisa la cual borré de inmediato al darme cuenta de la situación.

Por más de que estando con Enzo olvidaba mis problemas, no podía dejar de pensar en lo que había sucedido anoche y creo que cualquier persona con dos dedos de frente se da cuenta de lo que estaba sucediendo. Tomé mi celular y lo prendí, recibiendo notificaciones desde mi manager hasta de mi hermano. Rarísimo.

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