031.

1K 88 25
                                    

"Te vi llorar, viviste la monotonía y te escuchaba hablar, pero era él que te entendía."

°°°

8 de Diciembre, 2022.
Doha, Qatar.

Eran las once de la noche y recién llegaba a mi pieza después de cenar con Anto y los nenes y estaba exhausta. Había jugado toda la noche con Ciro y me parecía impresionante la energía que tenía, o quizás era yo que estaba cansada debido a que la noche anterior no había dormido por chusmear con Enzo. A veces éramos unas viejas.

En cualquier momento me caería del sueño sin contar que mañana era el partido y debía descansar bien. Por otro lado, era mi aniversario con Julián, un pequeño detalle.

No paraba de pensar últimamente en las posibilidades de terminar nuestra relación y por dentro me estaba matando. Estaba en un proceso de aceptación en el que intentaba entender que toda esta situación me estaba haciendo mal. Entendía que me estaba haciendo mal mentalmente hasta el punto de hacerme explotar físicamente en ataques de pánico y no me estaba gustando nada.

Pero también me era complicado entender que podía vivir sin Julián, porque a este punto no lo sentía así. Lo amaba como el primer día y sabía que la dependencia que tenía hacia él jamás me dejaría alejarme si él no lo hacía primero.

Era consciente de lo mierda que era esta situación y más aún que era por mi culpa.

Miré la hora en mi celular y solté un suspiro viendo como se convertía la hora y el día tan esperado llegaba. Abrí los contactos y con la intención de llamar a Julián marqué su número, sin embargo, no pude presionar el botón de llamar al ser interrumpida por la puerta.

Me saqué los tacos y dejándolos a un lado me dirigí a la puerta, abriendola y sonriendo al ver a mi cordobés hermoso frente a mí, acompañado con un gran ramo de rosas y lo que parecía una pequeña caja de bombones.

—Felice' cuatro años, amor. —Sonreí aún más al escucharlo, sintiendo mi corazón debilitarse ante la imagen frente a mí.

—Ay, gracias, Ju, que hermosas. —Las recibí al ver que no podía siquiera verlo debido a lo grande que era el ramo. Realmente era un gran ramo. —Vení, pasá. —Me hice a un lado esperando que pasara.

Una vez dentro, me acerqué a dejar las rosas y los chocolates en la mesa, para rápidamente acercarme a abrazarlo fuertemente.

—Felices cuatro años, amor. —Murmuré de igual manera, alejándome lo suficiente como para depositar un suave beso en sus labios. —Gracias por el regalo, no hacía falta.

—Obvio que sí. —Sonrió, subiendo mi bajando sus dedos con suavidad por mi cintura. —Sé que últimamente no no' podemo' ni ver por lo' entrenamiento', lo' partido', todo este quilombo y que cuando lo hacemo' solo peleamo', así que quise traerte algo y terminar de compensarte estas semanas cuando lleguemos a Manchester. —Se acercó a besar mis labios brevemente.

En cualquier otro momento, todo me hubiera parecido hermoso si en mi cabeza no estuviera la idea de no irme a Manchester.

—Te amo. —Acaricié sus mejillas, acercándome a besar nuevamente sus labios. —Yo no te tengo nada. —Puchereé. No había comprado nada ya que había pensado que ni lo llegaría a ver hoy.

—Tenerte a vo' e' má' que suficiente, amor. —Dejé salir una pequeña ante la manera en que se comía todas las 's' por más de lo acostumbrada que estaba.

—¿Tenés que irte? —Pregunté en un murmuro sobre sus labios, llevando mis manos hacia los pequeños pelos de su corte, colando mis uñas entre ellos.

RECUERDO. | JULIAN ÁLVAREZ, ENZO FERNÁNDEZ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora