019.

1.5K 83 10
                                    

28 de Noviembre, 2022.
Doha, Qatar.

Ya eran las tres de la mañana y me encontraba con Enzo tirados en mi balcón, no me había dejado dormir y después de hacerme venir hasta dos veces más había accedido a parar. No se cansaba más.

Después de descansar un rato y ducharnos (sin intenciones sexuales), decidimos poner una sabana y quedarnos en el balcón, tomando un par de mates y hablando de cualquier cosa, con tal de pasar más tiempo juntos.

—Mañana voy a terminar durmiéndome en el entrenamiento. —Rió levemente al ver la hora, cebandome un mate más y poniéndole un poco de edulcorante. Él los tomaba amargos pero accedió a ponerle algo dulce solo por mí.

—¿Querés que vayamos a dormir? —Lo miré preocupada, no quería que se trasnochara por esto.

Negó, apoyando su cabeza contra el vidrio de la puerta, mirándome fijamente.

—Lo que quiero es quedarme acá con vos para siempre. —Una sonrisa escapó de mis labios, haciéndome girar mi rostro para disimular el calor que subía a mis mejillas. Lo escuché suspirar. —No te voy a ver por dos días, probablemente muera.

Reí ante su exageración, devolviéndole el mate. —Son dos días nada más, nos vamos a ver después del partido.

—Mañana nos vemos. —Afirmó, haciéndome mirarlo confundida, encontrándome con su mirada fija en las calles de Qatar. —Me las voy a arreglar pero de que te veo, te veo.

Me acerqué aún más a él, ante una ráfaga de viento frío que me hizo temblar.

—¿Cómo te fue hoy? —Pregunté, ya que aún no hablamos del tema. —¿Cómo está Oli?

—Gigante. —Lo vi sonreír ante el pensamiento de su nena. —Todavía no puedo creer lo grande que está.

—Crecen muy rápido. —Le dí la razón, viéndolo tomar de su mate. Su perfil era hipnotizante y yo no podía parar de verlo.

—La llevamos a la pileta del hotel, le gusta mucho el agua. —Peinó su pelo con una de sus manos. —Pero se cansó rápido y al segundo de bañarse se quedó dormida. —Rió ante el recuerdo, haciéndome sonreír de igual manera. —Y yo me peleé con Valentina de vuelta. —Suspiró, haciéndome mirarlo preocupada.

—¿Qué pasó? —Pregunté con cautela, sin querer molestar con mis dudas.

Lo vi apretar sus labios. —No quiero hablar del tema, amor. —Se giró a mirarme, a lo que asentí, comprendiendo. —¿Vos? ¿Qué hicieron con el Juli? —Preguntó y sabía que lo hacía por cortesía, porque pude ver aquel cambio de expresión en su rostro ante el pensamiento.

—Nada. —Me encogí de hombros, recibiendo un mate más. —Pasamos el día en la pile, después fuimos a comer, volvimos a su pieza y cayó dormido. —Terminé mi mate, dándoselo de nuevo. —Te pensé mucho en todo el día. —Admití, viendo como dejaba a un lado el mate y el termo vacío, para girar a mirarme de nuevo.

—Yo también. —Murmuró, llevando una de sus manos a mi mejilla y acariciandola suavemente. —Me pensaste tanto que fuiste y te lo cogiste. —Me burló, empujando levemente mi rostro.

—Vos me dejaste con las ganas. —Chasqueé mi lengua, cruzandome de brazos. —Así que es culpa tuya.

Soltó una carcajada, tomándome de los hombros y acercándome más a él. —De hecho, es culpa tuya, si no te hubieras ido con él no te hubieras quedado con las ganas. —Aclaró, y sabía que tenía razón. —Por lo menos espero que te haya cogido bien.

Chasqueé mi lengua, negando con la cabeza y un puchero inconsciente que se había formado en mis labios.

—¿No? —Rió incluso más ahora, ganándose una mala mirada de mi parte. —Pobrecita la nena. —Me tomó de la cintura y me subió sobre él a horcajadas. —Igual te lo compensé, ¿o no?

RECUERDO. | JULIAN ÁLVAREZ, ENZO FERNÁNDEZ.Where stories live. Discover now