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"No soy capaz de vivir mi vida si te vas."

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3 de Diciembre, 2022.
Doha, Qatar.

Hoy se jugaban los octavos de final contra Australia, y por primera vez, no tenía las mismas ganas de ir a la cancha de siempre.

Principalmente se debía porque sabía que las cámaras y toda la atención de dirigiría a mí y de mala manera; tampoco había arreglado las cosas con Julián, por más de que lo hubiera llamado más de tres veces para arreglar las cosas a la noche, no había obtenido respuesta de su parte y eso me carcomía la cabeza.

Tampoco había hablado con Leo, que me había mandado mensajes para saber por qué no había ido a desayunar ni almorzar con él, de la misma manera que Antonella me había llamado miles de veces, a la cual solo le mandé mensaje haciéndole saber que estaba bien. No quería que Leo me viera así y sinceramente me daba vergüenza, no quería que en estos momentos más difíciles para él, me viera de la manera más devastadora que me pudo haber visto nunca. No lo merecía. Pero aún así, tenía que ir a ver el partido, necesitaba que supiera que estaba ahí para él así no fuera de manera cercana. El problema era que no lo vería en tribuna, sino que había decidido ir al palco.

No era como si cambiara mucho, al revés, solo recibiría malas miradas de algunas botineras pero por lo menos no estaría tan expuesta al ojo público. Y además, había invitado a Carola para no sentirme mal.

Enzo había insistido de mil maneras verme ayer al enterarse de todo; me había llamado, escrito y hasta fue hasta mi pieza a verme. No quise abrirle por lo que incluso se quedó una media hora sentado fuera, del otro lado de la puerta, con tal de acompañarme en la crisis que estaba sufriendo tras la pelea con Julián. Luego tuvo que irse a concentrar por lo que solo me dejó un mensaje diciendo que me daría mi espacio, pero que supiera que estaba para mí. No contesté.

Había pasado toda la noche en Twitter, leyendo las opiniones de la gente acerca de los rumores que habían comenzado a salir y no pude evitar sobrepensar y llorar hasta el punto de haber descansado tan solo dos horas. Y ahora solo me quedaba tapar las consecuencias de esto, las ojeras.

Suspiré al ver una llamada entrante de Enzo, contestando al darme cuenta de que ya no podía evitarlo más.

—¿Amor? —Escuché como se alejaba del ruido. —¿Cómo estás?

—Mejor. —Me sinceré, dejando a un lado el maquillaje para tomar mi bolso. —Solo espero que todo pasé.

—Acá estoy, sabes eso, ¿no? —Preguntó, recibiendo un suspiro de mi parte.

—No pensés en mí, concéntrate en el partido, amor. —Pedí, tragando en seco. —Después del partido vení a mi pieza, necesito hablar con vos.

Mientras no me vayas a pedir alejarme de vos de vuelta, todo bien. —Lo escuché soltar una pequeñas risa.

—Quédate tranquilo, solo quiero que me prometas que me vas a ser sincero. —Mordí mi labio inferior, escuchándolo suspirar.

Está bien, te lo prometo.

—Suerte en el partido.

°°°

Abracé a Anto apenas la tuve en frente, aferrándome a ella mientras intentaba escuchar atentamente sus palabras de apoyo. Ella sabía y era testigo de toda la presión y las críticas que sufrí desde chica por este ambiente y sabía lo mucho que situaciones tan repentinas como éstas podían causarme. Una razón más por las que protegía tanto a sus hijos del ojo público y con toda la razón.

RECUERDO. | JULIAN ÁLVAREZ, ENZO FERNÁNDEZ.Where stories live. Discover now