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"No fue mi decisión enamorarme de ti, la gente me advertía, pero me escuché a mí."

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10 de Noviembre, 2024.
Buenos Aires, Argentina.

Riiiver, River yo te quieerooo... Uy, interrumpí, perdón. —Me callé, entrando a la cocina en busca de más fernet, encontrándome a Enzo y a Julián en una conversación bastante agitada al parecer, la cual pareció terminar gracias a mi interrupción.

—No, no pasa nada, Mar, ya terminamos de hablar igual. —Me respondió Julián, con la mirada fija en Enzo y con aquel serio semblante que tanto conocía. Estaban discutiendo.

Salió de la cocina, dejando aquel incómodo ambiente en ésta, haciendo que mi mirada chocara con la de Enzo en cuestión de segundos. Podía estar un poquitito en pedo y antes no hubiera desperdiciado un segundo en ir y estar sobre él, más ahora era otra persona y de tan solo pensarlo me generaba un disgusto inmenso, más las ganas de salir corriendo.

Eran las tres de la mañana y estaba segura de que ninguna de las doce personas en esta casa estaban del todo sobrias, lo podía jurar.

Chasqueé mi lengua y sin intensiones de siquiera mostrarme vulnerable frente a él, me dirigí a la heladera, sacando una botella de aquel fernet y un balde de hielo del freezer.

—¿Tanto me vas a ignorar? —La voz de Enzo me dejó inmóvil, pero no tanto por sus palabras, sino por el tono que había usado. Cansado y exasperado. —¿Lo vas a perdonar a aquél boludo y a mi ni la palabra me vas a dirigir? ¿Sos joda, Martina?

Fruncí el ceño, girandome en mi lugar al escucharlo. Me tenía que estar jodiendo.

—Vos sabes perfectamente que hiciste, Enzo. —Declaré en un tono seguro, sintiendo todo el efecto del alcohol bajar en cuestión de segundos. —¿Hace falta que te lo repita?

—Julián hizo cosas peores y ahí lo tenés, como tu mejor amigo. —Bufó, cruzándose de brazos y apoyándose en el mesón.

—¿Peores? Definí peores. —Lo miré desafiante. —A mi no me vengas a decir que hacer, Enzo, ya no soy la misma mina boluda de hace dos años. —Aclaré, dándome cuenta de que había comenzado a acercarme a él. —Viví tu vida tranquilo que yo estoy viviendo la mía más que feliz. —Musité, tomando en mis manos las cosas y dirigirme a la salida de la cocina. —Problema tuyo si tomaste malas decisiones y te arrepentís.

—Martina. —Lo escuché llamarme, más hice caso omiso.

Choqué con un fuerte pecho al dar tan solo un par de pasos fuera de la cocina, logrando que un par de hielos terminaran en el piso.

—La concha de la lora. —Puteé, mirando el desastre. Ya estaba de mal humor.

—¿Qué pasó, amor? —Mi semblante cambió de inmediato al tener a Agustín en frente, haciéndome soltar un suspiro de frustración mientras me ayudaba tomando el fernet de mis manos. —¿Todo bien?

Negué, no le podía mentir. —Acabo de discutir con Enzo. —Murmuré, señalando al susodicho que salía de la cocina con expresión enojada.

—¿Te hizo algo? —Inmediatamente le dirigió la mirada, con un semblante lo suficientemente serio como para intimidarme hasta a mí. Que hombre.

RECUERDO. | JULIAN ÁLVAREZ, ENZO FERNÁNDEZ.Where stories live. Discover now