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Octubre, 2022.
—¡Ya falta poco, tía! —Sonreí ampliamente al escuchar la voz de mi sobrino Thiago a través del altavoz de mi celular.
—Sí, amor, falta poco, ya te quiero abrazar, ¿sabes? —Sonreí imaginando su sonrisa. Si había personas que me alegraban la vida con tan solo existir debían ser los pequeños Messi, mis sobrinos.
—¡Yo ya quiero jugar a la pelota con Agus! —Carcajeé junto con mi novio al escuchar la voz del segundo Messi, el pequeño Mateo.
—Acá te espero, Mate, acordate de traer la pelota que me contaste. —Sonrió el cordobés, que se encontraba conmigo en nuestra cama, con su cabeza sobre mis piernas y jugando más que entretenido con mi mano izquierda, que se encontraba libre.
—Así quedamos vos y yo Mateo, ¿Eh? No quiero que me pidas jugar después. —Bromeé hacia mi sobrino, antes de empezar a dejar pequeñas caricias en el cabello de mi novio.
—Igual tan bien no jugás.
—¡Mateo! —No pude evitar reír más al escuchar la voz de Antonella retando al más terrible de los hermanos y este rezongar al respecto. —Perdonalo, Matu.
—No pasa nada, Anto, tiene razón igual. —Burlé, jalando un pequeño mechón del cabello de Agus al verlo casi tentado ante aquello. Si algo había que admitir era que el talento con la pelota lo tenía Leo y no yo.
—¿Vos cómo estás? Leo me contó lo que te pidió y ya lo reté, no te preocupes. —Reí nuevamente ante aquello, Anto siempre sería como mi segunda madre.
—Estoy bien, tranqui, mentalizandome pero bien. —Sonreí al sentir pequeños y tiernos besos de parte de mi novio sobre mi abdomen.
—Te los vas a tener que bancar dos meses, Titi, ¿vos estás segura? —Preguntó una vez más con ese tono de preocupación maternal que me hacía sentir entendida.
—Sí, sí, no te preocupes, segurísima. —Agus se levantó de su lugar, antes de sentarse a mi lado.
—Tranqui que yo estoy acá, Anto, te la cuido.
—Lo sé, Agus. —Suspiró la rosarina. —Parece que ya consiguieron disponibilidad para los primeros días de Noviembre, ¿te dijo Leo?
—Sip, aún estamos viendo como acomodarnos pero sí. —Asentí más para mi que otra cosa. —¿Sabes que día exactamente?
—Si mal no recuerdo el cuatro, pero no estoy segura, aún se estaban poniendo de acuerdo para ir todos el mismo día.
Mordí mi labio inferior, sintiendo los repentinos besos sobre mi cuello de parte de Agustín que comenzaban a distraerme.
—¿Sabes quienes mas van a venir? —Pregunté sabiendo que no eran los únicos que vendrían un mes antes.
—Parece que Lean Paredes, Rodri, el Cuti y un par más, tendría que preguntarle bien a Leo. —Comentó, enumerando a los jugadores.
