015.

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24 de Noviembre, 2022.
Doha, Qatar.

Me removí en mi lugar, despertándome ante la falta de calor corporal que de repente sentía. Anoche Enzo se había quedado a dormir, diciendo que después le inventaría alguna excusa a Julián solo para pasar la noche conmigo, por lo que se me hizo extraño despertar y no verlo a mi lado. Ya me lo cruzaría después.

Tomé mi celular, mirando la hora, eran las nueve de la mañana, había dormido tan solo cinco horas por lo que decidí dormir un poco más, sin embargo, una nota al lado de mi celular llamó mi atención.

"Tuve que irme por entrenamiento,
te dejé un regalo en la mesa,
la pasé muy bien anoche, hermosa <3

+351 (21) 8****"

Sonreí ampliamente sentándome mejor en la cama mientras leía aquella nota, me sentía una colegiala emocionada. Aquel sentimiento no aparecía hace mucho y era impresionante que fuera gracias a Enzo.

Me levanté e inmediatamente me arrepentí, me temblaba todo. Enzo, la puta madre. Como pude, me dirigí a la mesa, encontrando una bolsa sobre esta. La abrí y me encontré con un par de chocolates argentinos, algunas barras block, marrocs y mi favorito, cardbury de frutilla, no quería saber ni de donde había sacado el dato. Muy probablemente, Rodrigo.

Miré la bolsa una vez más y saque aquella prenda que tanto se veía. La número 24.

Dejé salir una pequeña risa, negando al verla. Me la puse, antes de tomar mi celular y grabar su número, mandándole un audio después.

Gracias por los chocolates, me encantan. —Sonreí, mirando aquel detalle aún. —Aunque me hubiera gustado que estés acá para darmelos vos.

Me saqué una foto y se la envié, donde claramente se podía ver el número 24 en el frente. Mi sonrisa se ensanchó aún más ante su respuesta.

"te dije que te iba a quedar pintada, morocha"

Definitivamente sí, Enzo Fernandez me podía matar.

°°°

Eran las 12 y me encontraba entrando al aeropuerto, mis papás y mi mejor amiga se encontraban viniendo a Qatar. Ninguno había podido venir desde el primer día debido a sus trabajos, pero una vez que perdió Argentina, sacaron el primer boleto que encontraron para acá, ninguno se quería perder el mundial y además era el sueño de papá ver a Leo salir campeón mundial, le queríamos cumplir ese sueño.

Los miré a lo lejos y me acerqué corriendo con una gran sonrisa, abrazando a mis papás completamente feliz de poder verlos después de tanto tiempo, no tenía idea de lo bien que me iba a hacer verlos.

—Pa', Ma' —Los abracé fuertemente, sintiendo las lágrimas de felicidad llenar mis ojos.

—Ay, Titi hermosa. —Mi papá me beso varias veces la cabeza, haciéndome sentir tan pequeña al lado de ambos.

—Te extrañamos mucho, Titi. —Lloró mi mamá y sentí mi corazón partirse, lamentaba tanto no haberlos visto antes.

—Ay, pero no me hagan llorar a mi. —Escuché a Carola pucherear, haciéndonos reír a los tres.

—Vení acá. —La llamé entre risas y llanto, abrazándola también.

Si ahora yo me ponía a llorar no quería imaginar como sería presenciar el reencuentro con Leo, estaría llorando una semana entera.

—¿Y cómo estás, amor? —Me preguntó papá, mientras nos encaminabamos hasta el auto.

—Todo bien, por suerte, —Claramente mentía, por lo menos en su mayoría. — ¿Ustedes como están? Cuéntenme.

RECUERDO. | JULIAN ÁLVAREZ, ENZO FERNÁNDEZ.Where stories live. Discover now