033.

1K 82 35
                                    

10 de Diciembre, 2022.
Doha, Qatar.

JULIÁN.

Estaba completamente destruido y con toda la razón. Entendía a la perfección las razones que tenía Martina de hacer lo que hizo pero aún así no podía evitar sentirme traicionado y triste con toda la situación.

Me estaba dando cuenta de que no solo había perdido la confianza total en el amor de mi vida sino en mi mejor amigo, la persona que me había abierto los brazos desde hace años cuando llegué a reserva y la persona en la que había confiado cada detalle de mi vida. Me sentía horrible.

—Igual me lo merezco. —Murmuré, sorbiendo mi nariz al haber llorado minutos atrás y escuchando el suspiro de la morocha del otro lado de la línea.

No, amor, no digás eso. —Me reprochó Emilia. —Que ella sea una trola y él un pelotudo no es culpa tuya.

—No le digás así tampoco. —Suspiré, pasando una mano por mi cara al escucharla. —Te necesito, ¿podés venir? —Pedí, deseando aunque sea poder abrazarla unos segundos.

Es tarde, Ju. —Musitó, haciéndome soltar un pequeño lamento. —Mañana voy, te lo prometo.

—Te quiero ver. —Sonreí inconscientemente al recordar la última vez que nos vimos hace poco tiempo. —No aguanto sin verte tanto tiempo.

Yo tampoco, mi amor. —No podía evitar sentirme bien de tan solo escuchar su voz. —¿Pensaste lo qué te pedí?

Mordí mi labio inferior, recordando de inmediato el pedido de su parte acerca de mi relación con Martina. No dudaba ni un segundo en que Tini era el amor de mi vida, era una mujer hermosa, humilde y tenía esa pizca de ternura mezclada con atrevimiento que tanto me encantaba, sin contar las numerosas razones por las que me había enamorado de ella en tan solo meses de conocernos. Su manera de escucharme, quererme y demostrarme que daría todo por mí.

Pero aún así, nunca me pasaban por la cabeza las razones por las que me querría a mí. Tenía muy en claro que era una mujer extraordinaria, que cuando amaba daba todo así se quedara sin nada, pero también sabía que no era el único que tenía a sus pies, así que, ¿por qué sería yo su única elección? ¿por qué yo?

Y sí, lo acababa de confirmar horas atrás, siendo Enzo la prueba viviente de eso. Y quizás por eso me dolió tanto, porque sabía que Enzo siempre sería esa opción a la que nadie podría decir que no, era así en River, con la gente y ahora con Martina, lo tenía presente en mi cabeza.

Pero separarme de ella no era algo que pensara a diario, o que siquiera pasara por mi mente. Cuando empecé a retomar esta relación con Emilia hace meses atrás, desde el principio teníamos en claro que no iba a ser como antes, iba a respetarme de la manera en la que siempre la respeté a ella y al parecer, lo estaba cumpliendo. No era como si con Mar no me sintiera bien, simplemente no era lo mismo desde que se enteró lo que había pasado en Buenos Aires y con toda la razón.

—Dejame pensarlo un poco más, amor. —Pedí, ganándome un bufido de su parte. —Sabés que no es fácil, son cuatro años de relación.

¿Después de lo qué te hizo? ¿Enserio? —Cerré mis ojos al escucharla, sabiendo que muy en el fondo, tenía razón. —Seguro se lo debe estar garchando ahora, Ju, no dejés que te trate así.

—Hablamos mañana mejor. —Corté de inmediato la conversación. No me gustaba que hablaba así de ella. —Descansá.

Te amo, no lo olvides, Ju. —Asentí suavemente al escucharla.

RECUERDO. | JULIAN ÁLVAREZ, ENZO FERNÁNDEZ.Where stories live. Discover now