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"Estoy perdiendo el corazón, ya casi ni lo noto, todo lo que construimos lo dejaste roto."

°°°

10 de Noviembre, 2024.
Buenos Aires, Argentina.

—¡Dale, wachina, apurá! —Escuché la voz de Rodrigo apurarme desde el patio, a lo que rodé los ojos, tomando el último vaso para salir y comenzar a repartir a los que faltaban.

—Acá está, desesperado. —Le tiré aquel vaso de plastico mientras se cagaba de risa y lo agarraba.

Rodri y Lean habían venido a pasar la tarde una vez más y ya eramos como doce personas en el patio, contando a los seis que estábamos viviendo en la casa y otras seis personas invitadas de nosotros.

Me acerqué a mi novio con una sonrisa, que se encontraba en una muy ocupada conversación con Lean, Enzo, Julián y sus dos amigos, como si no hubieran hablado nunca. Sin querer molestar, pasé un brazo por sus hombros, escuchando la conversación que, por lo visto, era sobre la temporada de la Premier League. Sus manos me tomaron por la cintura y me hizo sentarme en sus piernas, depositando un beso en mi mejilla y de alguna manera, haciéndome saber que no le molestaba para nada mi acercamiento.

—¿Y ustedes pa' cuando el casamiento? —Preguntó Lean, mirándome burlón.

Lo miré con una sonrisa divertida antes de negar y girar mi rostro hacia Agustín, que me miraba con una sonrisa embobada. Dios, lo afortunada que era de ver esto todos los días. Giré a verlo nuevamente y elevé mi mano izquierda, mostrando el anillo que decoraba mi dedo anular.

—¡No! —Gritó con asombro, levantándose de su lugar. —¡Jodeme! —Inmediatamente estallé en carcajadas junto a Agus.

—¡Eh! ¿Qué no pensaban avisar, wacho? —Preguntó Lucas, amigo de Agus, aún sorprendido.

—Sos mala, ¿eh? —Rió Agus en mi oído, escondiéndose en mi cuello al ver a Enzo y Julián mirarse entre sí, sin entender nada.

—¿Qué pasó? —Se acercó Rodrigo ante el grito de Lean.

—¡Se nos casa la nena! —Lloriqueó el ojiverde.

—Pará, no. —Reí aún más al ver a Rodrigo mirarme en shock. Me comenzaba a doler la panza a este punto. —No me caso, che. —Reí, sintiendo mis mejillas doler.

—¿Y qué es eso? —Señaló el anillo en mi dedo el bostero.

—Un anillo, pelotudo. —Intenté calmar mi risa, aún escuchando la risa de Agus tras de mí. —Me lo dió Agus cuando fuimos a Córdoba a finales del año pasado. —Sonreí inconscientemente al recordar. —No es un compromiso, por lo menos no oficial.

—Ya iba a llorar, pelotuda. —Se quejó Lean, sentándose nuevamente en su lugar.

—Maricón. —Rodé mis ojos.

Tras unos minutos, los chicos decidieron levantarse para comenzar el asado que habían dicho de hacer desde la última vez que habían venido, dejándome a solas con mi novio.

—Igual mi mujer algún día vas a ser. —Avisó el cordobés, haciéndome reír levemente.

—Tu mujer ya soy. —Alcé mi ceja, acariciando su barba al querer delinear su mandíbula con uno de mis pulgares.

—Eso e' verdad. —Me dió la razón con una sonrisa. —Yo tuyo voy a ser siempre. —Murmuró, acariciando mi cintura. —Dios, estoy hasta las manos, que hijo de puta. —Reí levemente al verlo esconderse en mi cuello con tímidez.

—Te amo tanto.

°°°

5 de Diciembre, 2022.
Doha, Qatar.

RECUERDO. | JULIAN ÁLVAREZ, ENZO FERNÁNDEZ.Where stories live. Discover now