Capitulo 44

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—Sí. Y recuerdo, vuelvo a sentir —especificó, —lo mucho que los quería. De repente, mi mente y mi cuerpo están volviendo a esos sentimientos que han sido aletargados tantos años. Siento el amor de ellos dentro del pecho, como si fuera ayer —susurró, —y cada vez que cierro los ojos y me concentro los vuelvo a ver con claridad. Para mi corazón, para mi mente, es como si todavía estuvieran aquí. Pero no están —maldijo entre dientes. —Los arrancaron de mi vida. Y el único que sabe lo que hicieron con ellos es Wangji —se encogió de hombros. Estaba abatido y muy dolido con él. —Y me ha privado esa información, Lan Xichen. Yo me he abierto a él, sin reservas, y él se permite el lujo de ocultarme cosas.
—Pero Wei Ying...

—No —lo detuvo alzando la mano. —Quiero aprender a protegerme de él. Si él puede hacerlo conmigo, yo también quiero poder hacerlo con él. Quiero dejar de quejarme y para ello necesito el control de mis poderes.
—Me estás pidiendo que os destroce, Wei Ying. Sois pareja. Es muy doloroso no abrirse el uno al otro ¿sabes? No lo puedes comprender, todavía eres muy joven, como una bebé, como un
cachorro. Si él te ha marcado y tú le has correspondido, os vais a necesitar tanto el uno al otro que si no os tenéis, enloqueceréis. No me pidas que te ayude a haceros daño, por favor. No me lo pidas —le rogó.

—Me dijiste que serías mi amigo —le dijo serio. Lan Xichen asintió avergonzado. —Esto es lo que hacen los amigos entre ellos. Y te pido que me ayudes a recuperar las riendas de mi vida, a ser fuerte y no doblegarme ante nada ni nadie. Entre nosotros tenemos que apoyarnos.
Lan Xichen apartó la mirada. El no tenía amigos verdaderos. Su hermano, junto con Wan Yin y Xingchen, lo tenían tan vigilado y era tan preciado entre los machos del clan que lo habían privado de muchas cosas, como por ejemplo, de dedicarse a las amistades.

Dentro de su clan, Lan Xichen era un vanirio respetado y adorado por todos. Sobre el, caía una antigua profecía que lo nombraba como la esperanza ante el día de la puerta. El día que se abriera la puerta dimensional que conectaría los mundos, el sería el escudo que no permitiría que el mal entrara. Era el ungido. Desde entonces, era protegido allá donde iba. Nadie sabía a ciencia cierta cuándo iba a llegar ese día. Sólo importaba que el estuviera a salvo.
Sentía afinidad con Wei Ying.

Afinidad con la situación que le había tocado vivir y afinidad con la que le estaba tocando en ese momento. Lan Xichen sabía perfectamente cuál era el dolor del cáraid. Tragó saliva y se alejó de los recuerdos y de las heridas que todavía supuraban abiertas.
Wei Ying lo miraba con sus increíbles ojos llenos de esperanza y algo se removió en su interior, algo parecido a la lealtad. Suspiró y al final cedió a esos ojos lilas suplicantes.

—Está bien.
Wei Ying sonrió abiertamente y lo abrazó con fuerza. —Gracias —susurró.
—No es tan difícil como crees —le dijo. —Sólo te hace falta desearlo. Antes te dije que la mente obedece a unos patrones. Imagínate una pared de hormigón. Cuanto más duro sea el material, más difícil será que entren en ti. Es así de fácil.

—¿Y así debo actuar con todo? ¿Ya está? —preguntó incrédulo.
—Sí —contestó Lan Xichen. —Cuando quieras mover cosas, visualiza ese objeto ya en movimiento y dirigiéndose a donde tú lo quieres llevar. ¿Quieres hablar con los animales? Visualízate a ti mismo como uno de ellos y háblales. Corre y salta como desees. Llegarás tan alto como necesites y tan rápido como imagines. No es tan difícil porque está en nuestro código genético, son nuestros dones. Los vanirios que instruyen a los pequeños tienen que enseñarles todo tipo de códigos morales para que no abusen de sus poderes y no se vayan al otro lado. Sin embargo, tú no necesitas esas directrices.
—¿Pueden los humanos como A-Qing y A-Ning tener dones mentales, como vosotros? —preguntó Wei Ying con curiosidad.

—Sí, claro que sí. Sólo que ellos tienen que esforzarse mucho más, prepararse con fuerza y creer que se puede hacer. El problema con los humanos es que son miles y miles de años de haberos hecho creer que no podéis desarrollar vuestro potencial mental. Sois sencillos, llanos como una tabla. Han moldeado vuestra mente, vuestro cerebro, la capacidad de cambiar su físico, su código genético, de moldearse a sí mismo y hacerse un arma potente. Pero os han enseñado a no creer.

Sangre y Colmillos (El libro del Wei Ying)Where stories live. Discover now